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Nació en Guanta, Edo Anzoategui en 1.948, muere en Caracas el 24 de marzo de 2.010 Profesor graduado en el Instituto Pedagógico de Ccs Especialista en Historia y Geografía. Abogado. Postgrado en Dcho Administrativo. Experto en Dcho Municipal. Diplomado en Dcho Marítimo. Miembro del Colegio Nacional de Abogados. Periodista. Especialidad en Periodismo Corporativo. Miembro del CNP Estudios de Ciencias Políticas. UCV Productor Nacional Independiente Nº4.250 MCI. Locutor Certificado MTC.Nº 10.862. Presidente Regional de COPEI. Cargos y representaciones Presidente del Concejo Municipal de Sotillo. Diputado a la Asamblea Legislativa. Secretario General de Gobierno Gobernador del Estado Anzoátegui (E) Trabajos de investigación publicados: “Personajes Notables de Oriente” I y II (coleccionables de El Tiempo) Trabajos de investigación próximos a publicarse: “Historia Constitucional del Estado Anzoátegui” y “Apuntes para una geografía física del Estado Anzoátegui” Poeta. Poemarios “Cinco Pañuelos” Fondo Editorial del Caribe. Y “Las mismas piedras, las mismas” Columnista Diario El Tiempo y Semanarios “La Razón” y “Quinto Día”.

domingo, 27 de junio de 2010

Un arte de vivir... a Jesus Marquez



Diario El Tiempo, 17 de julio de 1.984

Un arte de vivir
Por
Víctor Gil

La última conversación que sostuvimos con Jesús Márquez fue acerca de la evidente falta de solidaridad de nuestros representantes en el Congreso para con la causa de demandar soluciones a los problemas de nuestra comunidad, entre otras varias cosas de las cuales hablamos. En ese grato devenir del diálogo le refería al Director que recientemente había estado leyendo dos libritos, adquiridos en un bazar de remates de cosas usadas organizado por algunos profesores de la UDO. esos dos libros eran Marianela, de Benito Pérez Galdos, y el otro era Un Arte de Vivir, del académico francés André Maurois. Del Marianela me dijo haberla leído. coincidimos en considerarla un tanto floja y a veces rebuscada, quizás fuera de moda ya. El libro de Maurois no lo había leído según me dijo: es interesante le recomendé. se lo prestaré. No hubo tiempo. Su vivir hecho arte no se lo permitió.

Si lo hubiese hecho, si lo hubiese leído. habría encontrado algo parecido a su propio fin, en el capítulo VII: "Hay dos maneras de bien morir: la de Epicuro que cree que la muerte no es nada, y la del cristiano que cree que la muerte lo es todo. "Acostúmbrate. dice Epicuro, a la idea de que la muerte no es nada que tenga relación con nosotros, porque el bien y el mal no consisten más que en la percepción que tenemos de ellos y la muerte es la privación de toda percepción. Comprender que la muerte no es nada es una fuente de alegría en la vida mortal... Porque no hay nada verdaderamente terrible en la vida para quien ha comprendido de veras que no hay nada más allá de la muerte...La muerte no existe y cuando hay muerte dejamos de existir. En cuanto al cristiano, no teme a la muerte porque para él la muerte no es más que un pasaje del lado de allá del cual sabe qué volverá a encontrar a los que ha amado y disfrutará de una existencia infinitamente más bella que la vida terrestre..¡ Que el santo y el héroe mueran bien apenas sorprende. Pero sin llegar a las fronteras de lo sublime, los buenos obreros mueren noblemente trabajando en su oficio hasta el final. Se recuerdan las agonías de Balzac y de Proust pobladas de personajes que elloshabían creado...¿ConoceÍs las últimas frases del padre Bouhours, gramático? “Voy
a morir, o voy a morirme; que de ambas maneras puede decirse".

Carlos II de Inglaterra muere como un gentleman:"He tardado mucho tiempo en morirme; espero que sabréis dispensarme”. Richelie muerte como ministro : "Perdonáis a Vuestros enemigos?- No tengo otros que los del Estado".
Corot, pintor:"Espero que en el cielo se Pueda pintar". Chopin.musico: "Tocad M ozart y acordaos
de mi". Napoleón, supremos jefe: "Francia... Ejército...cabeza de ejército". Mme Louisse, cortesana:"¡Al Pl araíso!Rápido, rápido a todo galope". A veces el oficio ha invadido tan profundamente al hombre que en cierta manera sobrevive al hombre mismo. E l filósofo Halle, que era médico, se estuvo tomando el pulso hasta el supremo latido:"Amigo mío, dijo a un colega, la arteria ha dejado de latir". Estas fueron sus últimas palabras.

Cuando murió el matemático Lagny, que Había publicado en los comienzos del siglo XVIII un método "infinitamente nuevo y abreviado" para extraer raíces cuadradas y cúbicas, siéndole ya imposible reconocer a sus amigos y hallándose al parecer inconsciente uno de los presentes se inclinó hacia él y le dijo: "Lagny ¿cuál es el cuadrado de doce? Ciento cuarenta y cuatro" respondió L agny. Estaba muerto. Hay poca cobardia en estos relatos. "Morir, dormir nada más...Pero en este sueño de la muerte, ¿qué sueños?" Si bien la terrible pregunta de Hamlet continúa sin respuesta, no es inútil saber que reyes, artistas, obreros, muchos seres humanos se la han hecho sin temblar. Márquez pudo ser un personaje de Maurois, de aquellos a los cuales el vivir era sinónimo de trabajar. Sin duda uno de los menos comunes y repetidos personajes.

Sorfanny Alfonzo Reina de Sangre.


Diario El Tiempo, 02 de mayo de 2.010

Sorfanny Alfonzo
Reina de sangre
Por
Víctor Gil

Debió ser una mañana con nubes de pelo chicharrón, un amanecer sin derecho a brillo, la tierra ferruginosa, rubefacta y caliza estarla oliendo a fogones humedecidos, a mojada pelambre bestiaria. Los pardos chaparrales retorcidos y los anónimos chamizales comenzarían a destilar como sanguaza, como el aguita de debajo de las costras, porque en días como aquél se prohíbe el roclo. Sin sol. Fue el día de los pájaros pesados. Se abrían las puertas de las casas de Guerra y quizás no pensó que era tan cierta. No era una pose, ni un retrato. No era el Teatro Cajigal para jugar con caras y maquillaje. Alli el rojo era sangre y no carmín cosmético. Pero quizás ella pensaba actuar en juegos con la vida...o tal vez con una pelota de básquet; pero los únicos balones posibles en aquella antimañana fueron sus puntacanelos senos vaciados y aquellos globos ruidosos que dejaban caer los pájaros camberras párdoverduzas en una sinacabar estridencia voluptuosa.

No fue Posible el silencio y sin embargo aceptó su reinado imperioso y prepotente. Fue entre los barrancos famélicos, entre los canjilones esqueléticos de la misma tierra que los Kariñas llamaron Chamariapa, en vía de Maremare, que es en lengua de los caribes, waraos, lascivia, por coincidencia, de sangrienta performance
No justifico nada. No participo en la comunión de querer matar a nadie que respire y Iata ; no estoy, no estuve de acuerdo con su idea de forzar un hecho que no podia cambiar nada. Ese juego macabro de guerrillas, ese infantil requiebro de deseos contra metrallas, de aspiraciones contra granadas, de planes en servilletas de cafés contra sofisticados organigramas "made in" zona del Canal. Muchachos diestros en maquiinaciones teóricas cheguevaristas aprendidas entre guarapitas muqueñas o cubalibres floridas, llenos más de odios artificiales, pericardiosos, que de sólidos convencimiento cerebrales. Ante el omnipotente estado militar, hierro y plomo, pólvora y 30-30, entre aquella gente ancestralmente simple, sin compromisos, atemorizados por su propia hambre y por su propia historia, no existía alternativa frente al fracaso. El solitario fracaso de los solos. El indolido fracaso de los ajenos. El impersonal fracaso de los números, dígitos, escuálidamente precedidos de cero, como los de la miseria.

Ahora ya el tiempo con su viento sur, su caliente alisio, sus aguaceros de junio, sus torrentes de septiembre, sus miseros renaceres de cadilleces, con su verdolaguita, sus malolorosas florecitas amarillas, su estropajo de polvos y sequedades, con sus candelas de abriles borró la marca de la bermeja coagulación de los esófagos acuchillados'; ya sólo bullanguea la memoria de cuando en cuando, pero no hay presencia en las piedras, ni en las espinas"... no me cortes con cuchillo, córtame
con tenedor...."

En aquella mañana, por la madrugada tardia de Cantaura, no hubo aura ni cantos, sólo un estrépito de planetas despeñándose por las riberas del sueño, unas trompetas apocalípticas de gabrieles de altísimo octanaje vomitando balas, balas y más balas, cordero de Dios que mata a los pecadores del mundo balando balas, fuego una y otra vez, silbidos, gritos, explosiones y muerte de civiles militarmente y unos ojos abiertos apenas para cerrarse por donde una rendija de hija escribía en el aire el ¡ay mi madre! Una desazón de pelos y pegostes. Un rebotar como pelota flácida. Habría un olor a partes de adentro de uno, estaría el aire presagiando moscas, grandes tornasoles, gusanos, zamuros.

Una sola fosa para toda la carne de aquellos seres matados. Entre ellos, una de pelo negro que paseó en una carroza de carnaval, reina del puerto, saludando risas y regando contenturas. Envuelta en
capa de tafetán brilloso blanco, coronada igual que hoy con una diadema de fantasías que resume el propio sueño de la vida, río, viento, cambio, devenir, permuta.
El carnaval fue también con reinas,
¿morirá alguna reina entre cenizas y vaguedades?
Sorfanny Alfonzo fue reina de carnaval.
Reina de sangre.

¿Qué importa que sigan Muriendo?


Diario El Tiempo 25 de abril de 1.984

¿Qué importa que sigan Muriendo?

Por
Víctor Gil


Es probable que usted recuerde haber leído en algún diario local o escuchado en cualquier noticiero radial, que en un barrio llamado Razetti II, ocurrió la muerte inesperada o accidental de un niño al rodar por un barranco y golpearse el cráneo con una roca; tal vez, es probable también (aunque no lo creo) que usted recuerde que ese niñito se llamaba Héctor José, después de eso, juro por mi mismo, usted no se acordará, ni le preocupó, ni se inmutó, ni le paró a esa noticia, caliche ya para los medios de comunicación, que no valía la pena un esfuerzo sostenido de investigación para la policía. Ya la torpe muerte de niños que viven en los barrios es tan..., que nadie repara en ello.

Ese niño cometió el absurdo de vivir con su familia, y 23 familias más, en un terreno que ellos creyeron era de nadie, es decir, era un terreno de todos, nacional, como cree el pueblo, que efectivamente el Patrimonio Nacional es de los que vivimos aquí. Hace poco, un maldito dia llegaron unas máquinas enormes, unos tractores con un ruido como de guerra, y comenzaron a remover toda aquella tíerramentazón que se ve alborotada en la margen izquierda de la entrada de la vía a El Rincón.

Dicen que es una empresa urbanizadora de unos señores llamados Carlos. Andrés Pérez y Sucre Figarella.
Un ingeniero se acercó y les dijo: "Se van o les tumbamos los ranchos encima". Forcejeo de la humilde gente, llanto más bien, de impotencia, súplicas, lo máximo que consiguieron fue, hace unos días, que la empresa les terraceara una colina (sin permiso de nadie) de la manera más económicamente posible, es decir, sin respeto a ninguna norma técnica, ni respeto por la seguridad de la vida de aquellos seres humanos, a los cuales medio les dieron tiempo para que desarmaran sus rancho de zinc y cartón para trasladarlos a aquella cima de muerte segura. Una de las veintitrés familias era la familia Hernández, apellido de la madre Mariela Hernández, con cuatro hijos, tres hembras, Joselys, Daiana y Lisbeth y un varoncito de seis años, Héctor José. A los cuatro días de estar apiñados en aquel terraplén del demonio, sentado sobre una gigantesca roca, a Héctor José se le cayó un carrito metálico con el cual jugaba de tantos sueños, cuando bajó a tomarlo el mundo se le vino encima...y rodó junto con tierra y piedra hasta quedar acuñado contra otra roca con el cráneo vuelto papelillo rojo, con un universo tumefacto en las pupilas.

Sus tres hermanitas, pequeñas, flacas, pelo de tierra, siguen viviendo frente a la roca donde murió el hombre de la casa, unas flores de plástico marcan el sitio. Cuando Mariela baja a vender arepas rellenas y jugos en la entrada del Hospital, debe llevárselas, tiene miedo que mueran aplastadas. La compañía, por temor también a que la acusen, le ha prometido construirle un rancho más abajo, en un lugar menos inseguro. Al frente Margarita Rodríguez, quien también vende empanadas que lleva una cava de anime forrada de teipe verde, al Hospital, para mantenerse, junto con sus trece hijos asombrosamente pequeños Jesris del Valle, Héctor Luis, Marvelys, José Gregorio, Germán Antonio, Rosalba, Carmen, Cándida, Luis, Enrique, Marisela, Adora, Luis Alberto y Rosa, en un rancho de un solo cuarto, sin luz eléctrica, con la angustia de la muerte rondándole entre los ojos amarillos, siente celos por lo que le ocurrirá a Mariela quien tendrá un rancho más abajo. Al lado María Luisa Vallenilla, con el esposo muerto hace unos meses arruinada ya, siendo tan joven, arrimada en el rancho de su madre, ya vieja, Cruz Luisa, mira con desesperación como las grietas del patio, del barranco que se encuentra a cuatro metros de donde duermen, se acercan desmoronándose en los bordes. Algunas familias se han ido, han invadido otros trozos de esa patria, en la que no tienen ya nada, ni el aire de respirar. Desde aqui arriba se ve bonito a lo lejos.

Desde arriba los canales de El Morro, las casas de Pueblo Viejo, Doral Beach y Country Club, parecen espejismos dignos de asaltarse. Aquí, en este cucurucho de cerro remachado, donde se muere tan sin
sentido, se resume la historia de cuchufleta que hemos vivido y se desnuda con trágica pirueta la mentira que hemos fabricado para inventar sacrilegios de honra a la sin razón de una democracia recargada de vómito y de heces. Desde aquí se siente que toda palabra es hueca, que toda esperanza es imposible, aquí se sabe ya, en carne de muerte propia y en violento ultraje permanente, porqué en El Salvador o en Nicaragua se cambia tan fácil una muerte de piedra por una muerte de bala sin que importe mucho.

viernes, 25 de junio de 2010

Podemos Hacer Algo?


Diario El Tiempo, 21 de abril de 1.984


¿Podemos hacer algo?
Por Victor Gil



Ocurrió un accidente industrial en la lejana y helada Suecia, en la ciudad de Karlskoga; en una planta, que lleva paradójicamente el nombre de Alfredo Nobel y la cual se dedica a la fabricación de explosivos, se partió un tanque repleto de gas sulfúrico líquido de 30 toneladas. Una nube irritante y letal se extendió por sobre la ciudad de 35000 habitantes, toda la ciudad se paralizó y aún no se sabe exactamente cuáles serán en definitiva las consecuencias de este accidente. Al otro día, el 11 de enero, en una ciudad de Alemania llamada Heilbron, el motor de un cohete de un misil nuclear estadounidense Perching, que no estaba armado, se incendió accidentalmente dejando cuatro muertos y diez heridos. Dos noticias aparentemente sin ninguna vinculación directa con nosotros, modestos habitantes de una conurbación (Barcelona - Puerto La Cruz - Guanta), también modesta de un país modestísimo y subdesarrollado, incomparable a los desarrollados mencionados anteriormente: Suecia y Alemania, dos colosos del industrialismo y de la tecnología más avanzada. Sin embargo me ha llamado la atención hacer estos comentarios porque los dos accidentes ocurridos en Europa, precisamente se dieron en los dos países que poseen las normas de seguridad industrial más severas y los requisitos de funcionamiento industrial más exigentes. El deterioro del medio ambiente ha sido tal que los ha obligado; presionados los gobiernos por un movimiento popular de ecologistas sumamente poderosos (con escaños en el parlamento inclusive) a adoptar tales medidas por leyes precisas.
Aun así ocurren accidentes graves, que escapan a todo control humano. Igual ocurrió en el pueblo le Three Milles, en los propios Estados Unidos, donde se escapó material radiactivo; o en Svezzo, Italia; en Bophal (India) donde la Unión Carbide sufrió un accidente grave con miles de muertos envenenados, también en San Juan lxahuatepec, Méjico, donde tanques petroleros hicieron explosión teniéndose que desalojar una población tan numerosa como la suma de todos los que viven entre Barcelona y Puerto La Cruz; 300.000 habitantes!. Todo esto para decir que la situación nuestra es potencialmente peor que la de os sitios donde ocurrieron estos desastres, nosotros no sólo tenemos amenazada la calidad de nuestra vida, sino la vida misma, nosotros vivimos con una amenaza permanente y cotidiana como es la Refinería de Meneven en Puerto La Cruz. No es una prevención contra las personas que trabajan en ella, ni siquiera es contra la empresa misma, por cuanto ella significa la fuente principal de ingresos al país, me refiero a la industria petrolera en general, pero es inocultable que la presencia de la refinería de petróleo en Puerto La Cruz, es la mayor amenaza para la seguridad de sus habitantes.
Recientemente Mindur anunció medidas para minimizar los peligros de los oleoductos en los centros poblados, aquí no se trata tan solo de los tubos que transportan
petróleo o gas, se trata de la propia refinería. Sí en países de máxima legislación en materia de normas de seguridad industrial, ocurren accidentes, no tenemos porque pensar que nosotros somos infalibles, aun cuando esta sea una industria de alta tecnología y desarrollada, no podemos olvidar que opera en un entorno global de subdesarrollo y estas son condiciones que influyen en la operatividad de la misma. Podrá decir algún representante de la empresa, de cualquier nivel, que no polemizará conmigo sobre esta menudencia impertinente, incluso podrá pasar que nuestros parlamentarios ocupados en otras cosas más importantes no promuevan un debate en las cámaras legislativas sobre este planteamiento, pudiera ser que el gobierno escurra el bulto pensando que la mudanza de la refinería para Jose, es tan costosa que ni siquiera vale la pena pensar en ello, pudiera pasar que mi preocupación solo sea un desvarío, pudiera ser que los intereses de los suplidores a la industria de los contratistas de las petroleras, de los que venden publicidad a las compañías, de los que manejan el mercadeo sea superior a su propio interés por la vida (sobre todo la de los demás, porque muchos de ellos no viven aquí), pudiera ocurrir que no ocurra nada. Mas, sin embargo, el peligro estará allí latente. La amenaza estará pendiente sobre nosotros querámoslo o no, seamos conscientes de ello o no, querámoslo ocultar o no, Podemos hacernos los locos y no pararle, una actitud nada raro en estos medios, pero el día menos pensado las sirenas y las llamas nos despertarán de una maldita vez, en medio de una pesadilla de muerte y destrucción. Créanlo o no. En ese momento si pudiéramos pensar, pensaríamos entonces que algo pudimos hacer en su momento.

Diario el Tiempo, miércoles 12 de septiembre de 1.984




Sencillo como Un Adiós de Pañuelo
Víctor Gil

Adiós a Igor Rodríguez

Mi palabra es demasiado parda y ronca, Demasiado hojalata y bambalina para decir con altura la frase acertada en ocasión de un recuerdo para un amigo de talla atalaya, talla cascada, talla de alto cerro, muerto en tan común manera, en tan desapercibido espacio en tan inusitado silencio de hace un año.
Era fiesta de la virgen de los pescadores... y él era pescador de aguas tan hondas, amigo ya de las algas y corales. Fueron quizás los foraminíferos que le pegaron "broma" por los estribos del costado izquierdo.
"Un muerto como las ordenanzas de presupuesto que terminan con el año y renacen al día siguiente..Un muerto que cabe todo en la palabra deber... el deber de este hombre fue la verdad puesta a caminar sin mirar el camino. Que se establezca el postulado de que la marcha ha de ser hacia adelante y no hacia atrás, este será el mejor homenaje a los muertos como este. Hay un rumor siniestro que dice que los muertos mandan y ese rumor quiere aludir a los malos muertos.
Que se consigne la premisa de que los muertos como éste son los que han de mandar cuando los muertos manden. Esta es la palabra de Andrés Eloy para Enrique Chaumer que yo le pedí prestada para lgor Rodríguez, hombre ya de caminos hacia los puertos, que es como para venir o para irse, para la alegría del encuentro o la desesperanza de los adioses, punto de llegar para buscar senderos, punto de partir para inventar destinos. Para el amigo lgor: "Usted; Noble Señor! hombre de quien decir lo mejor es no equivocarse pues todos ya lo saben...
Usted tiene en todos los momentos de su muerte esa benevolencia que a los hombres honra". Como palabrear a Friederich Holderlin a su amigo Zimmer, viril estratagema para camuflar la pena por esa pequeña cosa gigante que es la amistad que hace de la distancia sólo un tiempo propicio para afirmar los afectos.
Y es que hablamos, haciendo trazos sobre las servilletas de los cafés. Cuadros de sueños, sin números de esperanzas, planes para los otros que eran parte de nosotros mismos, la parte suya viviendo aún en la miseria de los execrados y la mía aun presente en la misma parte, es que nos entendimos en la lucha y eso me hacía verlo de una estatura distinta a la que le era innata, hasta que vino a florecer ya por los predios vespertinos de los ataúdes, y la hora era la de cerrar....

"No perdono a la vida desatenta,
No perdono a la muerte enamorada
No perdono a la tierra ni a la nada.
Compañero del alma, tan temprano
.. que tenemos que hablar de tantas cosas,
Compañero del alma. Compañero!".

Fueron palabras de Ramón Sijé, de Orihuela, regaladas a él por Miguel Hernández de España, que yo las agarro, con ciertamente garras, para este amigo que "temprano está rodando por el suelo". Suelo de la misma tierra por donde un afán suyo de infinitud y descendencia está bebiendo sol para las claridades que vienen, que nos pertenecerá, no porque la hayamos soñado sino porque algo hicimos para constelarlas, y en los presagios de nuestra propia muerte, por los torbellinos del corazón, en los traspatios de la alta noche, solo lamentamos no llegar a ser carne de aquel momento, para embriagarnos con un ron barato y lanzar una carcajada incoherente y decir una palabrota inapropiada: "c..ñ..por fin pudimos! " y caer de rodillas vomitando.
Y mientras puedo permítaseme traer a León Felipe, poeta maldito, para decir como si fuera nuestro propio amigo muerto: “Y me voy sin haber recibido mi legado, sin haber habitado mi casa, sin haber cultivado mi huerto, sin haber sentido el beso de la siembra y de la luz. Me voy sin haber dado mi cosecha, sin haber encendido mi lámpara, sin haber repartido mi pan... Me voy sin que me hayáis entregado mi hacienda..
Me voy sin haber aprendido más que a gritar y a maldecir. a pisar bayas y flores... con los labios amargos llenos de baba y de blasfemias, y con los brazos rígidos y erguidos y los puños cerrados. Pidiendo justicia fuera del ataúd.”
Son pobres memorias para una remembranza, porque al fin y al cabo los vivos vivimos porque recordamos y los muertos persisten morando en los recuerdos.

Caminos


CAMINOS
Por
Víctor Gil

Comienza otro año, fecha propicia para tantas cosas !. Camino para comenzar tantas andanzas. Puerta para salir o entrar. Barco para partir a navegar o anclarse en quieto muelle. Rastros para seguir huellas' o borrarlas. Tiempo bueno para cualquier cosa buena. Tiempo para juicio y para indulto.

Espacio para domarse o encabritarse de ventiscas y orgullo. Ocasión para la dignidad hecha reina en nosotros y prerrogativa respetable en los otros, para subir las manos en plegaria o bajarlas tendidas en auxilio. Para rehacernos o reafirmarnos, enmohecernos o abrillantarnos. Hora de hombre, hora de bestia. Punto exacto del ala o la ventosa, trino o baba. Escalpelo o puñal. Señoría o bufón. Carta o silencio. Verdad o injuria. Hoy los espejos están dispuestos a la verdad, las aguas para ser envasadas y los rayos en las rendijas más estrechas pueden hacer eta nte a la luz. Asir, soltar, apretar, aflojar. Soñar o actuar.

Apostasía del amor o abrazo de la querencia. El albedrío, la libertad de uno está en la posibilidad de escoger y la felicidad reside en el acierto de la escogencia. Pero aun si nos equivocaremos en lo que escogimos una vez, la grandeza del hombre está en su herencia divina de restauración, en su poder de enderezar entuertos y en su capacidad infinita de amar todo y a todos cuanto quiera, con pasión y entereza, con hidalguía e integridad.

El hombre está hecho para trascender, para levantarse del barro y sacudirse del polvo y aspirar con derecho real un lugar en el firmamento, porque es la excelsa creación del universo, destinado a la búsqueda incesante de la perfección de la cual fue hecho a imagen y semejanza. Comienza el año, entonces todo puede comenzar! Puede comenzar la fascinante búsqueda de la fe, en si mismo como creatura única e irrepetible, con sus angustias y ansiedades, con sus tragedias y limitaciones, cierto, pero también con su valor inalienable de persona capaz de ilusionarse y de soñar con un mundo mejor al cual debemos contribuir inquebrantablemente para lograrlo. Fe en los demás, aunque a veces se sienta defraudado, recordemos que el prójimo vale independientemente e nuestro juicio, porque precisamente es nuestro semejante, y Si, a pesar de todo, el hombre tiene en el fondo como primacía la bondad y la solidaridad. Si logramos tan sólo restaurar nuestra fuente de fe, nuestra voluntad de creer en uno mismo y en los demás, entonces todo este comienzo tendría pleno sentido, este inicio de año no seria una inutilidad. No hablo de una fe boata, senil, idiotizante, no; hablo de una fe macha, de una fe militante, de una fe de compromiso, de una fe de paso al frente, de una decisión viril de asumir una conducta práctica de transformación de todo, hablo de embebernos, de emborracharnos de una fe revolucionaria en el más pleno sentido de la palabra. Hablo de una fe en el poder aniquilante del amor ante todo aquello que signifique su negación y englobo allí toda traza bastarda de injusticia y desigualdad. Hablo de un deseo para la vida y no para la simple supervivencia, del hombre libre y no del esclavo, cualquier esclavo.
En este comienzo del año hablo con la humildad de Prometeo que robó a los Dioses del Olimpo el fuego de la vida para enseñarle a los hombres el camino que trillaban las deidades; porque lo que necesitamos es un compromiso prometeico, aun a sabiendas que los riesgos son como los de aquel titán, a quienes los Dioses ataron en una roca donde un águila feroz lo destrozaba insaciablemente las entrañas.
Lo que debemos asumir son los caminos. "Caminos que no tienen a menudo ante si, nada más que el puro espacio y la estación" como dijera Rainer María Rilke, poeta alemán nacido en Praga.