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Nació en Guanta, Edo Anzoategui en 1.948, muere en Caracas el 24 de marzo de 2.010 Profesor graduado en el Instituto Pedagógico de Ccs Especialista en Historia y Geografía. Abogado. Postgrado en Dcho Administrativo. Experto en Dcho Municipal. Diplomado en Dcho Marítimo. Miembro del Colegio Nacional de Abogados. Periodista. Especialidad en Periodismo Corporativo. Miembro del CNP Estudios de Ciencias Políticas. UCV Productor Nacional Independiente Nº4.250 MCI. Locutor Certificado MTC.Nº 10.862. Presidente Regional de COPEI. Cargos y representaciones Presidente del Concejo Municipal de Sotillo. Diputado a la Asamblea Legislativa. Secretario General de Gobierno Gobernador del Estado Anzoátegui (E) Trabajos de investigación publicados: “Personajes Notables de Oriente” I y II (coleccionables de El Tiempo) Trabajos de investigación próximos a publicarse: “Historia Constitucional del Estado Anzoátegui” y “Apuntes para una geografía física del Estado Anzoátegui” Poeta. Poemarios “Cinco Pañuelos” Fondo Editorial del Caribe. Y “Las mismas piedras, las mismas” Columnista Diario El Tiempo y Semanarios “La Razón” y “Quinto Día”.

sábado, 31 de julio de 2010

No hay fiesta (1.983 Victor Gil)


Diario El Tiempo, miércoles 8 de mayo de 1.983


No hay fiesta
Por: Víctor Gil

El pasado 19 de marzo el papa Juan Pablo, en una misa celebrada con la presencia de trabajadores de muchas nacionalidades, llegó a decir "El trabajo es el nuevo nombre de la paz". Esta frase es categóricamente dramática y precisa de una consideración seria por parte de los que cumplen un papel dirigencial en la comunidad, de los dirigentes de todas las esferas y actividades de nuestra sociedad, aún más obligado para quienes tradicionalmente vienen usufructuando los privilegios que este sistema injusto ha puesto casi para su goce exclusivo.

En efecto, en las dos más recientes reuniones nacionales de los órganos asociativos del capitalismo criollo, como son las asambleas de Consecomercio y la XVI de Conindustria, uno de los puntos más destacados del análisis fue el problema del trabajo o mejor dicho, de la falta de trabajo. En ambas se concluye que la situación actual reviste una caracterización realmente angustiosa para el sistema democrático que hemos venido teniendo. En la primera de estas asambleas se mostraron estudios serios ordenados por particulares que nos muestran índices de desempleo cercanos al 20% hoy, y advierten que de seguir esta tendencia, antes de concluir este año la cifra absoluta de desempleados sobrepasaría a la inaguantable cantidad de 1.300.000 desempleados, ¡Un millón trescientos mil hombres dispuestos a cualquier cosa para seguir viviendo, aún cuando sea de modo subsistente!. Un ejército superior al que hubiera manejado cualquier general en cualquier guerra del pasado.

La asamblea de Conindustria manejó en una de las mesas de trabajo una cifra menor -13al 15%, pero no por ello menos asustados. Sin embargo en ellas también se concluyó en afianzar estrategias monetaristas que dan prioridad absoluta al combate contra la inflación, alegando que sus causas principales son los salarios, los gastos gubernamentales y la baja productividad junto con excesivo control y ausencia de garantías económicas, junto con excesivo control y ausencia de garantías económicas.
No dicen nada del control monopólico que se ejerce sobre los precios, auspiciados, aún con su ausencia física, por Conacopresa, ni se dice nada de la maximización exasperada de los beneficios. Imponen sólo el control de los salarios. No aceptan ningún tipo de control sobre las ganancias. Esta estratagemas apuntan a incrementar la primacía del capital sobre el trabajo, y a marginar cada vez más al trabajo, al trabajador, y agravan el problema del desempleo. Debemos decir que hoy el problema más serio que gravita sobre Venezuela es el desempleo y ante ello no aparecen las medidas más convenientes.

Como decía Osvaldo Alvarez Paz en el Concejo de Sotillo, recientemente: "Hoy las cosas están mal en Venezuela y nada serio nos indica que estamos en camino de mejorar". Esta situación de duda en la seguridad social viene a profundizar la tesis generalizada de que nuestro sistema económico y nuestro funcionamiento político han llegado a su máximo punto de resistencia.

Está a punto de quebrarse. Este sistema económico fraudulento y avaro que hemos tenido o sufrido se ha caracterizado por la práctica de un capitalismo salvaje que ha terminado reduciendo a los niveles más humillantes, más bajos, más injustos y más inhumanos al trabajo, al hombre que trabaja y marginando de manera gravemente grosera a grandes masas de la población hoy depauperadas y sin grandes esperanzas en la mejoría del sistema político que ha permitido y alcahueteado esta corrupción de las relaciones de producción.

En medio de esta celebración del lro de Mayo cunde la satánica sombra de la incertidumbre por lo que vendrá después. El hombre venezolano, el que trabaja y el que no (con mucha más razón), conoce su peor momento de degradación, de humillación, de injusticia, de desesperación, de desmoralización en mitad de las circunstancias de un modelo político y económico que no sólo da señales de agotamiento sino, lo que es peor, pareciera no tener a la mano un sustituto con posibilidades de éxito cercano.

El modelo político se debilita y se desintegra. El modelo económico y social se estremece ante la emergencia cercana de grandes estallidos sociales que preludian el caos y la anarquía total porque después de una aniquiladora campaña masoquista de autodestrucción personal e institucional nadie pareciera tener la autoridad moral ni política para controlarlos y orientarlos.
Las ideologías están empantanadas en un ahogamiento por el pragmatismo y la inmediatez. Los sindicatos, los gremios, los partidos políticos, todo sometido al más estremecedor juicio de aniquilamiento. Los responsables económicos y políticos buscan sin encontrar, y de repente parecieran haber agotado todos los medios clásicos que han demostrado no tener efectos duraderos.

Qué hacer? Es hoy una r pregunta detenida en millones de gargantas aturdidas ante un porvenir sin compromiso posible, en la de los profesionales egresados de las Universidades y que no comprenden pon qué después de tantos esfuerzos, de ellos y de la propia patria, no encuentran empleo. De los recién dados de baja del Ejército, los reservistas, que no Saben dónde acudir para lograr un trabajo. De los cientos de miles de destituidos por la actual Administración de manera irresponsable. De la clase media que ve con estupor su proletarización acelerada y de la proletaria que mira con agonía su depauperación.

Qué hacer? El gobierno pareciera no tener respuestas. ¡Hemos llegado al final en apenas la mitad del túnel?.

Empoican


Empoican
Por Victor Gil


En 1.949, llegaron a estas tierras Alonzo de Ojeda, de Cuencas, y Juan de la Cosa, Vizcaíno que era cartógrafo y piloto, al año siguiente Pedro Alonso Niño, de Moguer, Cristóbal de la Guerra y Luis de la Guerra, sevillanos, desembarcaron en esta lengua de terraplenes entre el amor y la serranía, debieron inaugurar ojos para lo bello de la pardecia de los cerros y lo esmeralda del valle.

Era marzo de cuaresma. Veintisiete días habían estado sobre las resbalosas maderas crujientes, bamboleantes, mareadores de las carabelas, atrás quedaba San Lucar, puerto de tanto morenaje y vino rojo. Ahora estaban aquí, en esta tierra desconocida y arisca, que atraía con fuerza misteriosa, lujuria de palmas al viento, que enamoraba con imposible esquive.... ¿Qué vinieron a ver?... ¿Qué vinieron a buscar?... ¿A quién vinieron a matar?... A hacerse que fantasmas folgadores con la muerte.... a borrar sus nombres de bautismo en cuantos rictus de maldición?. Sólo vinieron.... que sabemos. Y aquí hoy estamos nosotros sus herederos de huella imborrable, para la estigma y para la gloria, para la embochinchazón y... para lo que tenga que ser.

Pero ayer ¿quiénes estaban aquí?... ¿Quiénes no los esperaban?... ¿Quiénes eran el total y el definitivo mundo?... Como saber la verdad?.. . Sólo tenemos lo que nos dicen con su lengua de conquistadores, con su visión de aniquiladores, con su razón de enrreligionamiento forzante, con su propiedad de victoriosos a los cronistas de Indias, entre tantos a Fray Antonio Caulin, Matias Ruiz Blanco Rodríguez Leyte, Juan de Castellanos, Fernández Oviedo y otros que dicen su particular manera de haber sabido u observado los hechos. Por ellos sabemos que esta tierra de nuestra querencia cuando llegaron los conquistadores, con arcabúz y espada toledana, con yelmo y peto de metal, con su miedo horrible dentro del corazón y con una sequedad de presumida muerte en la garganta, encontraron unos hombres "del color de la aceituna y pelo lacio" que eran del tronco común de los Caribes, de la gran familia de los cumanagotos, repartidos en dos grupos fundamentales: Los Cores y Los Tagares. Y que aquellos hombres de buena forma y aquellas mujeres de cimbroso talle y de senos al aire tenían a de por jefes: unos a Guántar (así con acento en la primera “A” ) y lc otros a Tonoroima, respectivamente. Sabemos por Caulin que Tonoroima habitada a orillas del río Portugalete (Pertigalete de hoy) y sus dominios iban más allá del rio Arapo, que hoy no es rio ni es nada, era señor de serranías y era hijo del mar. Guántar debió ser jefe de las tierras hasta Eichinicuar, que es hoy Puerto [a Cruz, dueño de las tierras de sembrar y de los cerros de cazar acuris y venados. Tonoroima, pareciera, fue un cacique más guerrero, amigo aliado fuerte de Cayaurima, de Quenequeima el invencible, en sus "Elegías" Juan de Castellanos lo llama "cacique principal, cruel y duro", palabras de un conquistador por supuesto.

Su bravura la demostró cuando uno de Nueva Cádiz, llamado Juan Velásquez, maltrató a su hijo, arrebatado de cólera Tonoroima junto con su gente acabó con el pueblo de Maracapana.
También Guántar fue Cacique bravio como lo demostró, según Rodríguez Leyte, cuando su pueblo, engañado por "un tal Hojeda", fue embarcado en un bajel, con el pretexto de enseñarle su interior, y luego, cerrando la escotilla, los llevó prisioneros como esclavos a reventarse los ' pulmones en el incesante bucear de perlas de Cubagua. Y entonces el cacique convocó a sus vecinos de Piritu y cobró venganza con los padres misioneros de aquí y con los que habitaban en Santa Fé. Fueron pueblos que los borraron de la historia pero que no se rindieron facilmenüe, que no le mataron la libertad gratuitamente , que no los exterminaran sin antes verter toda su sangre.

Ellos estaban aqui desde el inmemorial tiempo, desde las primeras fragancias o desde la inicial luna, quizás los Arawaks del Caribe eran sus antecesores, venidos de la Amazonia, en el principio de los tiempos, remontando corrientes y mares, que después fueron de dragones y de serpientes. Estaban aquí con su gallarda virilidad in-mancillada, con su orgullo genital de tantas eras, con sus sueños y realidades, con su manera inédita de amar y de decirlo, aquí con su tiempo de estrellas y lunerias, tiempo mágico de incongruentes sequedades y diluvios, con su espacio sin caminos ni limites.

Estaban aquí, dueños de tanto todo, antes de Colón, antes de Ojeda, antes de Alonzo Niño, antes que Diego Fernández de Zerpa inventara la ciudad de Santiago de los Caballeros, quizás por ahi por donde está Lecherías, cerca de la quebrada de Guatapanare, antes que Cristóbal Cobos fundara las Casas de Apaicuar que llamó, Pueblo de Cumanagotos en la margen izquierda del Neverí, antes que Juan de Urpin estableciera la Nueva Barcelona en la margen derecha del rio, antes que Fray Tomás Guerrero, que no Francisco Altarez, fundara a Nuestra Señora del Amparo de los Pozuelos, antes de San Diego de Putucuar, antes que Cedeño peleara con Gerónimo Ortal, antes de soñar siquiera que eran destruibles, así... como hormigas.

Viviendo aquí con su respeto venerable por los ancianos, sin moneda alguna, pariendo solas las mujeres en los montes, sin padecer mal de orinas ni dolor de muelas, asando sus muertos, espolvoreando sus cenizas al aire para la buena lluvia, gastando ocho días en los funerales, cantando sus proezas, enterrando a sus comunes sentados, con sus armas y comida y bebidas para el viaje, sirviendo el novio un año al suegro, heredando los hermanos a la viuda de su hermano, guisando sólo con sal y pimienta, acostándose temprano y levantándose de madrugada, siempre poniendo candela debajo de sus camas, sin arar ni cavar la tierra solo rozándola y quemándola, degustando el maíz tierno, horadándose las orejas y las mujeres con su "maritur" que eran cuentas de corales y perlas y caracolas de tres dedos de ancho que se ponen por la cintura.

Su mayor cuidado lo tenían en estar alegres y desechar la melancolía, fiestas de ocho días continuos, bailando, remedando animales tomados de la mano, así vivían, aquí en estas nuestras tierras, hasta que "Iboroquiamo", que era el demonio, el portador de infortunios, el sembrador de miedo llegó con su piel blanca, con su rostro peludo, con su lengua incomprensible, con manos de hierro que botaban fuego, que mataban, contra las cuales de nada valían las macanas y las flechas de punta de espinas de pescado.

El lboroquiamo convertido en hombre enviando almas por pilas a "Machira" que era la laguna donde se iban las almas, donde se las tragaban unas culebras grandísimas y se volvía a ser niño, el Iboroquiamo que no dejó que se tocara más la "Purma" ni se cantara más "EMPOICAN". Calladas para siempre. Muertos en esta misma su tierra, en estos mismos sus aires.

lunes, 12 de julio de 2010

Cazadurias


Diario el Tiempo, miércoles 24 de octubre de 1.984

Cazadurías

Por:
Victor Gil


Había que poner el lazo disimulado, casi taparlo con aquel polvo de suelo suelto, blanco casi, con ramitas livianas, extendido así, como formando en torno de guayaba-pera, con unos ganchos de horquetas sujetados a la tierra, pero no duro, asi suavecito, casi como que ya se fuera a soltar. Después había que traer el palo de la matica mediana, que resistiera la doblada sin reventarse, llevarlo poco a poco, hasta que estuviera tenso, en equilibrio, como cuando uno se venía caminando desde arriba por los tubos de petróleo que bajan por Colombia, en equilibrio entonces uno le colocaba un pedazo de pan, hasta cuando llegaron los cuentos de Bugs que vendía Mario en la heladería, uno entonces le colocaba pedazos de zanahoria, si había, después del pan o de la zanahoria entonces uno agarraba cagarruticas de ellos mismos y se las ponía como haciendo caminitos hacia el centro, para que oliera a ellos mismos, para hacer borrar nuestro olor de sudor.

Así me enseño Cheo Laya a coger conejos con lazos. Nosotros no íbamos por la falda derecha de la fila de Bellorin, pues a la izquierda lo que estaban eran los chivos de los Rizales y los Villael, buscando hacia la Sinclair, sincler decía uno como un musiú de donde se veía el cementerio, el mar desde ahí ni se veía por los cocales, pasábamos por un zanjón llenito de cardones y un tunal tupido, jorungabamos los nidos de los ratones, blanquitos los hijitos, sin un pelo, se engarruñaban cuando los tocábamos. Agarrábamos las pitahayas que a uno le ponían roja la boca, como labio pintado, dulces pero hinconas, puyadoras, de espinitas como pelusillas. Los lazos los poníamos ya de tardecita, ya cuando el sol se iba metiendo por entre los tanques de petróleo y se ponía de color de poderse ver.

En refrescar la tarde salíamos a poner los lazos, nos lo robaban a veces, los picheros, decíamos nosotros. Pero no éramos buenos lazadores, bueno, yo no era. Una sola vez encontré un conejo en uno de mis lazos, eran tres lazos puestos el sábado, lástima daba verlo, estaba enterito, era como de color de aquel mismo terraplenerio, o era que estaba empolvado, y las orejas suavecitas, negritas, en los ojos tenia como lágrimas resecadas, estaba cogido por la parte de atrás, por el cuadril, dijo Cheo.

A una pimpina de silencio y pelusa se me pareció. Estaba medio duro y cuando le pegue la mano una mosca grandísima verde y negra le salió por los huecos recortados de la nariz. La gente se come a esos conejos cogidos en lazo. Yo lo dejé ahí, que se lo lleven los picheros.



No puse más lazos para coger conejos, sino otros, como los que junto con Joaquín Cardozo íbamos a poner pon detrás del dispensario, por donde el doctor hizo unos huertos y José, el portugués, tenía una lechozalez y unas yucas, mandioca decía é1, yo no se si con estas eran con las que su mujer hacia los buñuelos que vendía.
Se ponía arroz en el lazo y entonces venían las maraqueras y las tórtolas, las cabecitas azules y las que tenían como anillo blanco por el cuello, algunas se agarraban vivas, atadas por las patas, sin poder zafarse, sin poder volar, las enjaulábamos, si se morían entonces las asábamos, de sabor bueno, según.

Eran cacerías por lazos, por cuerdas, por guarales corredizos, de pájaros potocas, de conejos que había por esos cerros ahora tan enrranchados.
Una tarde se nos apareció, para el susto del diablo, un venado inmenso. Era en la via del ferrocarril, cerca de un maco grande donde pasaba horas enteras con el entero placer de no hacer nada, recostado entre aquellos ramos gruesos, escribiendo a veces versos, de esos de muchacho, como lo que escribí a las manos de una muchacha morena, manos las cuales aún creo que si las hubiese batido así, fuerte, como aleteando, se hubiera levantado y volaría como gaviota, como nube liviana, de tan ángeles que eran.

Creo que fue el mismo venado que después vimos en una foto, muerto guindando en un palo, patas arriba, Carlitos, Orlando y Leonides con un fusil, como cazadores, ya de otra clase.

domingo, 11 de julio de 2010

Mandamiento número once



Diario El Tiempo, Miércoles 14 de marzo de 1.985

Mandamiento número once
Por:
Víctor Gil

Eran pueblos muy primitivos los que huían por aquellos desiertos, hoscos y estériles, pueblos acostumbrados a la esclavitud como sistema de vida, pueblos de intrigas y de inmemorial ignorancia el que dirigía Moisés en el éxodo de búsqueda de la tierra prometida y sin embrago fue a aquel pueblo, a quien le fue dado a conocer el decálogo certero que, más que principios sagrados, eran normas para vivir con justicia y paz. En los diez mandamientos que Jehová esculpiera en piedra para que fuera enseñado a los hombres, subyace una prevención divina que los sustenta a todos: la ingratitud. Robar es ser ingrato con la propiedad justa, matar es ser ingrato con la propia vida y toda violación es una manera de ser inconsecuente.
Pero aún por sí sola, la inconstancia y deslealtad que lleva a la ingratitud es algo deleznable y antihumano, el hombre ha de ser ante todo auténtico y leal, no es posible concebir al ser humano sin esa condición de solidaridad consigo mismo, con lo que son sus principios éticos, en primer lugar, y luego con sus semejantes en cuanto que son reflejos de si mismo como persona. El respeto de la dignidad de la persona involucra la solidaridad y la consecuencia, por eso nos atrevemos a enunciar un mandamiento número once: “ “Proscribirás de tu corazón la ingratitud”
Nada hay que pueda desconcertar más al hombre noble, que la falta de gratitud, nada puede herir más los sentimientos de la persona, que saberse traicionado por quienes siente afecto y de quienes espera constancia solidaria, no sólo en los momentos de galana cortesía en lo festivo sino, y aún propiamente, en los instantes en los cuales la manifestación de amistad más se precisa.
Sin embargo la condición humana es en mayor grado impredecible y muchas veces el deslumbramiento de la confusión, hace propensa la persona al quebrantamiento de su propia manera de ser y de pensar, de ahí se originan muchas de nuestras debilidades y flaquezas, así como la comisión de muchos errores encuentra en ello su explicación.


Todo ello, sin embargo, no puede obviar el carácter fundamental de la gratitud y la lealtad que no es otro que el de la espontaneidad. No puede existir sujeción obligada en la relación fraternal entre los hombres, por el contrario, nada es más pernicioso ni contrario a la libertad como atributo de la persona humana en su albedrío, que pretender mantener unido por la fuerza lo que el corazón exige desunir. No se puede esgrimir la deuda como vínculo de obligada gratitud, y el que lo haga engaña y se engaña. El nexo de respeto solidario entre los hombres' debe surgir como libre riachuelo antes que como chorro potente que una exclusa deja escapar de una represa. El poeta libanés Gibran Jalirl Gibran, en su obra "El Profeta" nos dice:...Y vosotros,
los que recibís -y todos sois seres que reciben- no hagáis de la gratitud una carga, para que no creéis un yugo entre vosotros y el dador.
Antes bien, erguíos junto con el os da, como sí llevarais alas, porque pensar demasiado en vuestra deuda es dudar de la generosidad de quien os da..."
Y es que, efectivamente, la lealtad no debe medirse en términos del favor que se recibe o que se otorga, porque es una desconsideración con lo humano, con lo auténticamente humano, pretender comprar la conciencia de alguien semejante en todo a lo que somos nosotros mismos, como seres destinados a la trascendencia. El propio Jesús recomendaba a los fariseos:
”Lo que haga tu mano derecha que no lo sepa tu izquierda...” y sin embargo hay quienes piden recibo por escrito de sus gestiones de aparente solidaridad para luego, en pregón altanero, embadurnarle la cara y engrillarle la decisión a quien fue necesitado.
Debe creerse profundamente en la integridad y la dignidad del hombre, toda gestión nuestra debe dar testimonio de ello y no debe existir el chantaje como sistema de trato, hay que ser verazmente y a todo trance guardadores del principio fundamental del respeto a lo humano de cada persona y bajo ningún pretexto envilecer lo dignó y sublime del semejante pretendiendo convertirlo en su palafrenero o mentecato servidor.
La dignidad, la libertad, el respeto, la gratitud, la solidaridad del hombre y entre los hombres debe ser plataforma bruñida sobre la cual se establezcan los nexos de la relación humana más exacta y perfecta.

martes, 6 de julio de 2010

Alí Primera ha muerto malamente hoy


Alí Primera ha muerto malamente hoy
Diario El Tiempo, Puerto La Cruz: Miércoles 20 de Febrero de 1.984

Por:
Víctor Gil

A lumbrando farallones tu sangre ira proletaria,
L anzando tu canción de improperios florecidos
Í gnea la voz bermeja, ferreada por la Patria.


P recipitando de gallos el mañana oscurecido,
R ociando de candelas las silabas durmientes,
I luminando de nardos la corona del cardón,
M adurando huracanado la miseria imponente.
E ncabritando de rayos la potencia del carbón
R abiando espumas como en tu Adicora el mar,
A rrebatado de soles y médanos ardientes,

H aciendo con el odio una porción del amar
A mando aladamente como con besos sin dientes,


M ientras que en el pueblo adentro,
U nas siete espuelas, celestes y marinas,
E ncubren su dolor como un espectro
R ecitando tus palomas y tus rimas
T odas de amor tan lacerante
O rtodoxas cimitarras de matarte!

M íticas amazonas duras y biliares
A nclan sus espuelas hoy en tus ijares,
L avan sus vergüenzas de cazón,
A rdiendo oscuramente tu muerto corazón.
M uerto de un perfil desbaratado
E ntrecejo barbudo y en barbas despeinado
N o encontrarán los que tu voz cosechen
T onos menores de un desesperado,
E ncontrarán los oros, tus hornos que Ios cuecen,


H allarán Ia herencia de tu azul sonrrisa
O leando alegremente con la brisa
Y un modo de ser feliz, aún sin camisa.

La razón de persistir


Puerto La Cruz: Miércoles, 08 de de Agosto de 1.984




La razón de persistir

Por
Víctor Gil




"....de modo que el que aumenta el conocimiento aumenta el dolor".
Eclesiastés, 1- l7

No son vanas las palabras del "congregador, del hijo de David", por el contrario, reflejan con exactitud la razón por la cual persistimos en el compromiso de lucha social que nos hemos impreso en la memoria y en el corazón. En la medida que nos hacemos más conocedores de la injusticia y de sus causas aumenta el por qué de la obligación moral de estar presentes en la vanguardia de los que aspiran y buscan un cambio en las condiciones de relación entre los hombres y con sus instituciones. Hoy, más que ayer, estamos convencidos de que no podemos ser apolíticos, indecisos, ambiguos, neutrales, tenemos el deber de aborrecer las conductas complacientes, a los antiparabólicos, a los que no asumen con decisión una posición frente a la situación de marcada desigualdad en las oportunidades y en las distribuciones. Aceptamos que los que actuamos corremos los riesgos de acertar o fallar, es el precio, es el camino permanentemente andado entre el bien y el mal, entre lo sublime y lo ridículo, pero el riesgo comporta el deseo de cambio y estamos convencidos que quienes actúan con criterio político desean hacerlo siempre bien, aunque no siempre es posible medirlo en términos de resultados.

Por esta razón estamos en la confrontación. En el proceso de dilucidar los mecanismos y las personas que en el seno de nuestra organización, Copei, les competirá en razón de su autoridad, reconducir el partido a la toma del poder en los próximos comicios.
No es gratuita ni caprichosa la decisión que hemos adoptado de competir por ocupar la dirección del partido, ello involucra un acrecentamiento del compromiso por profundizar y radicalizar la lucha por la transformación social.

Nos sentimos motivados para ello y contamos con la experiencia que nos ha dado el ejercicio de diversas instancias de poder, el conocimiento de los entrevezados mecanismos administrativos arcaicos de la cuestión pública, que nos capacitan para decir que deben ser cambiados y que nos enorgullece decir que su contacto no nos amuellaron el espíritu de combate, no nos apolillaron el empuje que reclama la lucha social, ni nos llenaron de hollín y lodo corrupto la conciencia y los bolsillos.

Aquí estamos, presentes en esta nueva jornada del partido, los copeyanos de siempre y con toda la juventud, en "pie de guerra", porque "los muertos que vos matasteis gozan de buena salud" y porque en la política el decreto de muerte lo firma la propia víctima y no el que pretende ser victimario. Respaldamos a Eduardo Fernández para la secretaría general nacional y vamos a ganar con la plancha número 8, el próximo domingo 12 no solamente porque el 8 es signo de triunfo en Copei, recordemos los triunfo de 1.968, de 1.978 y el que obtendremos en 1988. siempre con 8; sino que vamos a ganar para transformar a Copei, para hacerlo realmente popular, presente en cada lucha que se va a librar, calle a cálle, plaza por plaza, presente en las asociaciones de vecinos, en los comités deportivos, en las junta, de salud, en los comités de cultura popular en las comunidades educativas, en los sindicatos, en el medio rural, en los liceos y universidades, presentes no para mediatizar sus reclamos y gestiones, sino para actuar como elementos efervescentes, como levadura, como viento levantisco y con una misión de adoctrinamiento y formación ideológica de la conciencia popular en el dimensionamiento exacto de sus derechos legítimos para vivir y ser mejores.

No hay opciones para Copei, existe un sólo camino para persistir: Hacerse un partido popular y revolucionario o pasar a engrosar las filas de las ánimas insepultas del espectro político venezolano. Imbuidos de estas ideas, nosotros somos la vía de cambio real. Nosotros que ganaremos con el número 8.

lunes, 5 de julio de 2010

Cupertino


Diario El Tiempo, Puerto La Cruz, Miércoles 29 de agosto de 1984







Crónica de la ciudad
Cupertino
Por
Víctor Gil

Cuando después, más tarde, me aprendí de memoria algunos trozos del poema "la cerca de piedra", de Antonio Arráiz, lo hice pensando en aquel alto rango formado hombre que hasta poco, casi nada, fue Cupertino Cotorett.
Aunque no hablaba, no había duda de que debajo de sus bigotes de cerda, de su pipa carcomida cantaba canciones de cuna.
El viejo Harry Keene trabajaba con la marra, el dolobre, el martillo, el escolfo, el cincel.
El bosque se poblaba de sonidos certeros como aforismos. Los árboles se llenaban de sabiduría y los pájaros salían a dar la noticia. Ahora la noticia de los numerados pájaros que quedan, será la de que murió un árbol, grande, troncoso y que vinieron a meterlo debajo de la tierra, de aquella tierra roja, parda y pobre, por ahí, por la partecita más empinada del camposanto, de aquella parcelita de cariaquitos y maticas rastreras que se le pegan a uno de los pantalones como diciendo llévame de aquí, de estos muertos. Por ahí, usted entra y sube a mano derecha, ya casi para bajar la subidita.
El ataúd era de ronca madera, sin adorno, como las repisas que hacía para alumbrar santos sencillas, lisas. Carpintero hacedor de aserrín y volutas Enrolladas como los crespos del niño Jesus que tiene la VÍrgen de los Desamparados.
Cupertino transformaba las tablas de cosas útiles, para sentarse a comer, para acostarse a dormir. bancos de oír misa.
Era de las sierras altas, nubilosas de las montañas de café y naranjas, de los Altos.
Su primera sangre vendría de más allá del mar, de donde se es blanco y alto fuerte, pero él se sembró entre los olores del cedro blanco, del apamate, de los saquisaquis, en los olores casi ácidos de la caoba, en el amor de otra montaña amorosa y pequeñita que nombran Luisa Beltrana, hija del viejo Guevara, guerreador de otras eras, edades de Rolando, con quien espantábamos pericos de los conucos en la vía de Chile, el caserío de cerca del de Guayuta, puros farallones. Celestino Guevara dueño de Los Cangrejos y de unos toros que andaban por la Fila.

Una mujer para el molde de hacerlas, maga de las chichas y del capino, que es casabe fermentado, de dulce y pelo negro, contrastando con aquella carnamentazon llenando pechos y brazos y piernas peludas que era Cupertino. Uno se imaginaba que si Cupertino hubiera tenido las ganas de irse hasta la esquina y abrazar el samán del maracucho lo hubiera podido arrancar, de la fuerza que tenla, las casas de al lado también las hubiera arrancado con las raíces, no ve que era un samán de más de cien años que está allí en la medianía donde se cruza para la Anzoátegui. Sin embargo, era tan estrictamente delicado en los tratos con la gente y con las tablas, y con aquella pipa blanca de marfil, que terminaba en una cabeza de jefe indio con penacho todo un plumaje la llenaba con tabacos olorosos, de humos azules, fascinantes.

Uno pensaba que cuando fuese grande como Cupertino, también fumaria en una pipa blanca con cabeza de indio y formaría nubes azules de olorosos tabacos, para soñar que se tenía un cuartito taller con clavos, colas, serruchos, limas, escorfinas, escuadras, martillos, cepillos de hacer lisuras y virutas y aquellos olores de fantasía, de viajes, con maderas delgadísimas para hacer figuritas recortadas, pescaditos y palomas, para cortar cartones y fichas de loterías donde se pintaba a la picoca, las tres pelotas, los tres clavos, la pitahaya, como aquellas loterías que él hacía, todas las fichas en una bolsa de tela y decir mano y bolsa y sacar la mano limpia.

Uno aprende desde muchacho como es eso de ser hombre si uno llega a conocer a Cupertino.

Ahora estaba ahí, con algodones en aquellos huecos de nariz que humearon tanto, amarillo como la tierra del tendal, caído como la vieja Fellita, como Celestino Guevara, como uno de su propios gallos, sólo la roja certeza de dolor de sus tres hijos propios y de Luisa Beltrana y de todos los demás que supieron de su empeño por vivir en tono con la alegría y con la paz.

El padre habló de Lázaro, a uno le dieron ganas de ser Jesús.

jueves, 1 de julio de 2010

Tranquilo encanto de un recuerdo


Tranquilo encanto de un recuerdo
Por Víctor Gil

Diario El Tiempo, 5 de diciembre de 1.984



El perro ordinario amarilluzco, marronuzco, blancuzco, rabialzado y enjuto se llamaba Pupi y el Valmore lo había como amaestrado para robar parrillas, que son carne asada. A Ramona le había robado varias, pero aquella madrugada de aguinaldo olorosa a anís del mono y a pólvora de cañón, Pupi, en su carrera de huidor con presa, le rozó el anafre hecho de lata de manteca, que Guadalupe tenía al lado de la mesa de hule florido para freír empanadas que uno compraba a locha. Fue un escándalo tan grande, la locura, el aceite caliente se volteó, como Guadalupe lo que usaba eran cholas aquella ardentía, con empanadas y todo, le vino a quemar el dedo chiquito de los chiquitos pies. iAy mi madre querida! agarren a ese perro que lo ahorco! Pupi se metió en la iglesia, buscaría a Miriam, a lris o a alguien que le quitara aquella quemazón del rabo palmoso...risas, brincos, el padre estaba por el comenzar, por el mea culpa, que la misa era en latín y nadie entendía sino el amen, que era para terminar todo rezo, la gente se apartaba. El conjunto de aguinaldo donde cantaba Vestalia Fariñas lo espantó con los palos del furruco.

Guadalupe se echó azulillo para calmar el ardor del dedo y montó su caldero nuevamente...fritando sabrosuras humeantes la sorprendió la mañana alegre de aquel pueblo de travesuras y dulces brisas de mar. Guadalupe es como un sinónimo de fiesta con la guitarra de Cubalé y con aquel turbante de pinta verde y morado, a media frente, y con aquella mirada por debajo o por encima de los lentecitos que se le paraban en la punta de la nariz. Siempre creí que a mí me respondía de mala gana con aquella voz de carbón naricualero y su falda trepada por los arribales del cuadril como en cortándole los pechos. Desde el tiempo que se le va quedando adentro a uno la gente se endulza como propiedades melosas del espíritu, de los sueños buenos, de la vida que se hace...al fin y al cabo mejor que la muerte toda oscura miedosidad.

Había una fila que guardapolvos almidonados y blancos frente a las ceibas que aún soplan bellotas algodoncitas, la maestra Rosita García, morena alta y linda, comenzó a decir nombres y dijo: Sosa Adela, y después dijo mi nombre, se pueden retirar, están eximidos. Guadalupe no sabía que era eso de eximido y cargando a Adela que por estar enferma casi no podía sostenerse en pie, pero así y todo vino a presentar su examen final de segundo grado. "Eximida no! ella lo que está es enferma" dijo Guadalupe. Yo no sabía tampoco qué era eso de no presentar examen por estar eximido y me largué a llorar por donde hoy está la plaza, que era entonces una granja de huertas con una casa grande. La maestra le explicó a Guadalupe, se calmó. Adela fue siempre la mejor estudiante del Sandalio Gómez, puro eximida!

A mí me costó mucho llegar a la casa, di tiempo a que pasara el rato para que creyeran que yo estaba presentando examen, tirando piedra a los matos era lo que estaba Willian Delgado y Pedrito Gutiérrez, fueron quienes me convencieron de que no era tan malo ser eximido.
Guadalupe se murió recientemente. Se nos volvió un recuerdo más, un grato cosquillar de la memoria para los futuros, amarrado a aquella minúscula casita de piso-espejo, donde para entrar había casi que saltar hacia abajo, al lado de Juan Vicente. En la pascua había parranda y se parrandeaba en el carnaval también en el sano sentido de la palabra parrandear, que todos parrandeamos, no se puede culpar a nadie por intentar ser feliz o por lo menos estar alegre.
Solo ese silencio final de tanta tierra...

domingo, 27 de junio de 2010

Un arte de vivir... a Jesus Marquez



Diario El Tiempo, 17 de julio de 1.984

Un arte de vivir
Por
Víctor Gil

La última conversación que sostuvimos con Jesús Márquez fue acerca de la evidente falta de solidaridad de nuestros representantes en el Congreso para con la causa de demandar soluciones a los problemas de nuestra comunidad, entre otras varias cosas de las cuales hablamos. En ese grato devenir del diálogo le refería al Director que recientemente había estado leyendo dos libritos, adquiridos en un bazar de remates de cosas usadas organizado por algunos profesores de la UDO. esos dos libros eran Marianela, de Benito Pérez Galdos, y el otro era Un Arte de Vivir, del académico francés André Maurois. Del Marianela me dijo haberla leído. coincidimos en considerarla un tanto floja y a veces rebuscada, quizás fuera de moda ya. El libro de Maurois no lo había leído según me dijo: es interesante le recomendé. se lo prestaré. No hubo tiempo. Su vivir hecho arte no se lo permitió.

Si lo hubiese hecho, si lo hubiese leído. habría encontrado algo parecido a su propio fin, en el capítulo VII: "Hay dos maneras de bien morir: la de Epicuro que cree que la muerte no es nada, y la del cristiano que cree que la muerte lo es todo. "Acostúmbrate. dice Epicuro, a la idea de que la muerte no es nada que tenga relación con nosotros, porque el bien y el mal no consisten más que en la percepción que tenemos de ellos y la muerte es la privación de toda percepción. Comprender que la muerte no es nada es una fuente de alegría en la vida mortal... Porque no hay nada verdaderamente terrible en la vida para quien ha comprendido de veras que no hay nada más allá de la muerte...La muerte no existe y cuando hay muerte dejamos de existir. En cuanto al cristiano, no teme a la muerte porque para él la muerte no es más que un pasaje del lado de allá del cual sabe qué volverá a encontrar a los que ha amado y disfrutará de una existencia infinitamente más bella que la vida terrestre..¡ Que el santo y el héroe mueran bien apenas sorprende. Pero sin llegar a las fronteras de lo sublime, los buenos obreros mueren noblemente trabajando en su oficio hasta el final. Se recuerdan las agonías de Balzac y de Proust pobladas de personajes que elloshabían creado...¿ConoceÍs las últimas frases del padre Bouhours, gramático? “Voy
a morir, o voy a morirme; que de ambas maneras puede decirse".

Carlos II de Inglaterra muere como un gentleman:"He tardado mucho tiempo en morirme; espero que sabréis dispensarme”. Richelie muerte como ministro : "Perdonáis a Vuestros enemigos?- No tengo otros que los del Estado".
Corot, pintor:"Espero que en el cielo se Pueda pintar". Chopin.musico: "Tocad M ozart y acordaos
de mi". Napoleón, supremos jefe: "Francia... Ejército...cabeza de ejército". Mme Louisse, cortesana:"¡Al Pl araíso!Rápido, rápido a todo galope". A veces el oficio ha invadido tan profundamente al hombre que en cierta manera sobrevive al hombre mismo. E l filósofo Halle, que era médico, se estuvo tomando el pulso hasta el supremo latido:"Amigo mío, dijo a un colega, la arteria ha dejado de latir". Estas fueron sus últimas palabras.

Cuando murió el matemático Lagny, que Había publicado en los comienzos del siglo XVIII un método "infinitamente nuevo y abreviado" para extraer raíces cuadradas y cúbicas, siéndole ya imposible reconocer a sus amigos y hallándose al parecer inconsciente uno de los presentes se inclinó hacia él y le dijo: "Lagny ¿cuál es el cuadrado de doce? Ciento cuarenta y cuatro" respondió L agny. Estaba muerto. Hay poca cobardia en estos relatos. "Morir, dormir nada más...Pero en este sueño de la muerte, ¿qué sueños?" Si bien la terrible pregunta de Hamlet continúa sin respuesta, no es inútil saber que reyes, artistas, obreros, muchos seres humanos se la han hecho sin temblar. Márquez pudo ser un personaje de Maurois, de aquellos a los cuales el vivir era sinónimo de trabajar. Sin duda uno de los menos comunes y repetidos personajes.

Sorfanny Alfonzo Reina de Sangre.


Diario El Tiempo, 02 de mayo de 2.010

Sorfanny Alfonzo
Reina de sangre
Por
Víctor Gil

Debió ser una mañana con nubes de pelo chicharrón, un amanecer sin derecho a brillo, la tierra ferruginosa, rubefacta y caliza estarla oliendo a fogones humedecidos, a mojada pelambre bestiaria. Los pardos chaparrales retorcidos y los anónimos chamizales comenzarían a destilar como sanguaza, como el aguita de debajo de las costras, porque en días como aquél se prohíbe el roclo. Sin sol. Fue el día de los pájaros pesados. Se abrían las puertas de las casas de Guerra y quizás no pensó que era tan cierta. No era una pose, ni un retrato. No era el Teatro Cajigal para jugar con caras y maquillaje. Alli el rojo era sangre y no carmín cosmético. Pero quizás ella pensaba actuar en juegos con la vida...o tal vez con una pelota de básquet; pero los únicos balones posibles en aquella antimañana fueron sus puntacanelos senos vaciados y aquellos globos ruidosos que dejaban caer los pájaros camberras párdoverduzas en una sinacabar estridencia voluptuosa.

No fue Posible el silencio y sin embargo aceptó su reinado imperioso y prepotente. Fue entre los barrancos famélicos, entre los canjilones esqueléticos de la misma tierra que los Kariñas llamaron Chamariapa, en vía de Maremare, que es en lengua de los caribes, waraos, lascivia, por coincidencia, de sangrienta performance
No justifico nada. No participo en la comunión de querer matar a nadie que respire y Iata ; no estoy, no estuve de acuerdo con su idea de forzar un hecho que no podia cambiar nada. Ese juego macabro de guerrillas, ese infantil requiebro de deseos contra metrallas, de aspiraciones contra granadas, de planes en servilletas de cafés contra sofisticados organigramas "made in" zona del Canal. Muchachos diestros en maquiinaciones teóricas cheguevaristas aprendidas entre guarapitas muqueñas o cubalibres floridas, llenos más de odios artificiales, pericardiosos, que de sólidos convencimiento cerebrales. Ante el omnipotente estado militar, hierro y plomo, pólvora y 30-30, entre aquella gente ancestralmente simple, sin compromisos, atemorizados por su propia hambre y por su propia historia, no existía alternativa frente al fracaso. El solitario fracaso de los solos. El indolido fracaso de los ajenos. El impersonal fracaso de los números, dígitos, escuálidamente precedidos de cero, como los de la miseria.

Ahora ya el tiempo con su viento sur, su caliente alisio, sus aguaceros de junio, sus torrentes de septiembre, sus miseros renaceres de cadilleces, con su verdolaguita, sus malolorosas florecitas amarillas, su estropajo de polvos y sequedades, con sus candelas de abriles borró la marca de la bermeja coagulación de los esófagos acuchillados'; ya sólo bullanguea la memoria de cuando en cuando, pero no hay presencia en las piedras, ni en las espinas"... no me cortes con cuchillo, córtame
con tenedor...."

En aquella mañana, por la madrugada tardia de Cantaura, no hubo aura ni cantos, sólo un estrépito de planetas despeñándose por las riberas del sueño, unas trompetas apocalípticas de gabrieles de altísimo octanaje vomitando balas, balas y más balas, cordero de Dios que mata a los pecadores del mundo balando balas, fuego una y otra vez, silbidos, gritos, explosiones y muerte de civiles militarmente y unos ojos abiertos apenas para cerrarse por donde una rendija de hija escribía en el aire el ¡ay mi madre! Una desazón de pelos y pegostes. Un rebotar como pelota flácida. Habría un olor a partes de adentro de uno, estaría el aire presagiando moscas, grandes tornasoles, gusanos, zamuros.

Una sola fosa para toda la carne de aquellos seres matados. Entre ellos, una de pelo negro que paseó en una carroza de carnaval, reina del puerto, saludando risas y regando contenturas. Envuelta en
capa de tafetán brilloso blanco, coronada igual que hoy con una diadema de fantasías que resume el propio sueño de la vida, río, viento, cambio, devenir, permuta.
El carnaval fue también con reinas,
¿morirá alguna reina entre cenizas y vaguedades?
Sorfanny Alfonzo fue reina de carnaval.
Reina de sangre.

¿Qué importa que sigan Muriendo?


Diario El Tiempo 25 de abril de 1.984

¿Qué importa que sigan Muriendo?

Por
Víctor Gil


Es probable que usted recuerde haber leído en algún diario local o escuchado en cualquier noticiero radial, que en un barrio llamado Razetti II, ocurrió la muerte inesperada o accidental de un niño al rodar por un barranco y golpearse el cráneo con una roca; tal vez, es probable también (aunque no lo creo) que usted recuerde que ese niñito se llamaba Héctor José, después de eso, juro por mi mismo, usted no se acordará, ni le preocupó, ni se inmutó, ni le paró a esa noticia, caliche ya para los medios de comunicación, que no valía la pena un esfuerzo sostenido de investigación para la policía. Ya la torpe muerte de niños que viven en los barrios es tan..., que nadie repara en ello.

Ese niño cometió el absurdo de vivir con su familia, y 23 familias más, en un terreno que ellos creyeron era de nadie, es decir, era un terreno de todos, nacional, como cree el pueblo, que efectivamente el Patrimonio Nacional es de los que vivimos aquí. Hace poco, un maldito dia llegaron unas máquinas enormes, unos tractores con un ruido como de guerra, y comenzaron a remover toda aquella tíerramentazón que se ve alborotada en la margen izquierda de la entrada de la vía a El Rincón.

Dicen que es una empresa urbanizadora de unos señores llamados Carlos. Andrés Pérez y Sucre Figarella.
Un ingeniero se acercó y les dijo: "Se van o les tumbamos los ranchos encima". Forcejeo de la humilde gente, llanto más bien, de impotencia, súplicas, lo máximo que consiguieron fue, hace unos días, que la empresa les terraceara una colina (sin permiso de nadie) de la manera más económicamente posible, es decir, sin respeto a ninguna norma técnica, ni respeto por la seguridad de la vida de aquellos seres humanos, a los cuales medio les dieron tiempo para que desarmaran sus rancho de zinc y cartón para trasladarlos a aquella cima de muerte segura. Una de las veintitrés familias era la familia Hernández, apellido de la madre Mariela Hernández, con cuatro hijos, tres hembras, Joselys, Daiana y Lisbeth y un varoncito de seis años, Héctor José. A los cuatro días de estar apiñados en aquel terraplén del demonio, sentado sobre una gigantesca roca, a Héctor José se le cayó un carrito metálico con el cual jugaba de tantos sueños, cuando bajó a tomarlo el mundo se le vino encima...y rodó junto con tierra y piedra hasta quedar acuñado contra otra roca con el cráneo vuelto papelillo rojo, con un universo tumefacto en las pupilas.

Sus tres hermanitas, pequeñas, flacas, pelo de tierra, siguen viviendo frente a la roca donde murió el hombre de la casa, unas flores de plástico marcan el sitio. Cuando Mariela baja a vender arepas rellenas y jugos en la entrada del Hospital, debe llevárselas, tiene miedo que mueran aplastadas. La compañía, por temor también a que la acusen, le ha prometido construirle un rancho más abajo, en un lugar menos inseguro. Al frente Margarita Rodríguez, quien también vende empanadas que lleva una cava de anime forrada de teipe verde, al Hospital, para mantenerse, junto con sus trece hijos asombrosamente pequeños Jesris del Valle, Héctor Luis, Marvelys, José Gregorio, Germán Antonio, Rosalba, Carmen, Cándida, Luis, Enrique, Marisela, Adora, Luis Alberto y Rosa, en un rancho de un solo cuarto, sin luz eléctrica, con la angustia de la muerte rondándole entre los ojos amarillos, siente celos por lo que le ocurrirá a Mariela quien tendrá un rancho más abajo. Al lado María Luisa Vallenilla, con el esposo muerto hace unos meses arruinada ya, siendo tan joven, arrimada en el rancho de su madre, ya vieja, Cruz Luisa, mira con desesperación como las grietas del patio, del barranco que se encuentra a cuatro metros de donde duermen, se acercan desmoronándose en los bordes. Algunas familias se han ido, han invadido otros trozos de esa patria, en la que no tienen ya nada, ni el aire de respirar. Desde aqui arriba se ve bonito a lo lejos.

Desde arriba los canales de El Morro, las casas de Pueblo Viejo, Doral Beach y Country Club, parecen espejismos dignos de asaltarse. Aquí, en este cucurucho de cerro remachado, donde se muere tan sin
sentido, se resume la historia de cuchufleta que hemos vivido y se desnuda con trágica pirueta la mentira que hemos fabricado para inventar sacrilegios de honra a la sin razón de una democracia recargada de vómito y de heces. Desde aquí se siente que toda palabra es hueca, que toda esperanza es imposible, aquí se sabe ya, en carne de muerte propia y en violento ultraje permanente, porqué en El Salvador o en Nicaragua se cambia tan fácil una muerte de piedra por una muerte de bala sin que importe mucho.

viernes, 25 de junio de 2010

Podemos Hacer Algo?


Diario El Tiempo, 21 de abril de 1.984


¿Podemos hacer algo?
Por Victor Gil



Ocurrió un accidente industrial en la lejana y helada Suecia, en la ciudad de Karlskoga; en una planta, que lleva paradójicamente el nombre de Alfredo Nobel y la cual se dedica a la fabricación de explosivos, se partió un tanque repleto de gas sulfúrico líquido de 30 toneladas. Una nube irritante y letal se extendió por sobre la ciudad de 35000 habitantes, toda la ciudad se paralizó y aún no se sabe exactamente cuáles serán en definitiva las consecuencias de este accidente. Al otro día, el 11 de enero, en una ciudad de Alemania llamada Heilbron, el motor de un cohete de un misil nuclear estadounidense Perching, que no estaba armado, se incendió accidentalmente dejando cuatro muertos y diez heridos. Dos noticias aparentemente sin ninguna vinculación directa con nosotros, modestos habitantes de una conurbación (Barcelona - Puerto La Cruz - Guanta), también modesta de un país modestísimo y subdesarrollado, incomparable a los desarrollados mencionados anteriormente: Suecia y Alemania, dos colosos del industrialismo y de la tecnología más avanzada. Sin embargo me ha llamado la atención hacer estos comentarios porque los dos accidentes ocurridos en Europa, precisamente se dieron en los dos países que poseen las normas de seguridad industrial más severas y los requisitos de funcionamiento industrial más exigentes. El deterioro del medio ambiente ha sido tal que los ha obligado; presionados los gobiernos por un movimiento popular de ecologistas sumamente poderosos (con escaños en el parlamento inclusive) a adoptar tales medidas por leyes precisas.
Aun así ocurren accidentes graves, que escapan a todo control humano. Igual ocurrió en el pueblo le Three Milles, en los propios Estados Unidos, donde se escapó material radiactivo; o en Svezzo, Italia; en Bophal (India) donde la Unión Carbide sufrió un accidente grave con miles de muertos envenenados, también en San Juan lxahuatepec, Méjico, donde tanques petroleros hicieron explosión teniéndose que desalojar una población tan numerosa como la suma de todos los que viven entre Barcelona y Puerto La Cruz; 300.000 habitantes!. Todo esto para decir que la situación nuestra es potencialmente peor que la de os sitios donde ocurrieron estos desastres, nosotros no sólo tenemos amenazada la calidad de nuestra vida, sino la vida misma, nosotros vivimos con una amenaza permanente y cotidiana como es la Refinería de Meneven en Puerto La Cruz. No es una prevención contra las personas que trabajan en ella, ni siquiera es contra la empresa misma, por cuanto ella significa la fuente principal de ingresos al país, me refiero a la industria petrolera en general, pero es inocultable que la presencia de la refinería de petróleo en Puerto La Cruz, es la mayor amenaza para la seguridad de sus habitantes.
Recientemente Mindur anunció medidas para minimizar los peligros de los oleoductos en los centros poblados, aquí no se trata tan solo de los tubos que transportan
petróleo o gas, se trata de la propia refinería. Sí en países de máxima legislación en materia de normas de seguridad industrial, ocurren accidentes, no tenemos porque pensar que nosotros somos infalibles, aun cuando esta sea una industria de alta tecnología y desarrollada, no podemos olvidar que opera en un entorno global de subdesarrollo y estas son condiciones que influyen en la operatividad de la misma. Podrá decir algún representante de la empresa, de cualquier nivel, que no polemizará conmigo sobre esta menudencia impertinente, incluso podrá pasar que nuestros parlamentarios ocupados en otras cosas más importantes no promuevan un debate en las cámaras legislativas sobre este planteamiento, pudiera ser que el gobierno escurra el bulto pensando que la mudanza de la refinería para Jose, es tan costosa que ni siquiera vale la pena pensar en ello, pudiera pasar que mi preocupación solo sea un desvarío, pudiera ser que los intereses de los suplidores a la industria de los contratistas de las petroleras, de los que venden publicidad a las compañías, de los que manejan el mercadeo sea superior a su propio interés por la vida (sobre todo la de los demás, porque muchos de ellos no viven aquí), pudiera ocurrir que no ocurra nada. Mas, sin embargo, el peligro estará allí latente. La amenaza estará pendiente sobre nosotros querámoslo o no, seamos conscientes de ello o no, querámoslo ocultar o no, Podemos hacernos los locos y no pararle, una actitud nada raro en estos medios, pero el día menos pensado las sirenas y las llamas nos despertarán de una maldita vez, en medio de una pesadilla de muerte y destrucción. Créanlo o no. En ese momento si pudiéramos pensar, pensaríamos entonces que algo pudimos hacer en su momento.

Diario el Tiempo, miércoles 12 de septiembre de 1.984




Sencillo como Un Adiós de Pañuelo
Víctor Gil

Adiós a Igor Rodríguez

Mi palabra es demasiado parda y ronca, Demasiado hojalata y bambalina para decir con altura la frase acertada en ocasión de un recuerdo para un amigo de talla atalaya, talla cascada, talla de alto cerro, muerto en tan común manera, en tan desapercibido espacio en tan inusitado silencio de hace un año.
Era fiesta de la virgen de los pescadores... y él era pescador de aguas tan hondas, amigo ya de las algas y corales. Fueron quizás los foraminíferos que le pegaron "broma" por los estribos del costado izquierdo.
"Un muerto como las ordenanzas de presupuesto que terminan con el año y renacen al día siguiente..Un muerto que cabe todo en la palabra deber... el deber de este hombre fue la verdad puesta a caminar sin mirar el camino. Que se establezca el postulado de que la marcha ha de ser hacia adelante y no hacia atrás, este será el mejor homenaje a los muertos como este. Hay un rumor siniestro que dice que los muertos mandan y ese rumor quiere aludir a los malos muertos.
Que se consigne la premisa de que los muertos como éste son los que han de mandar cuando los muertos manden. Esta es la palabra de Andrés Eloy para Enrique Chaumer que yo le pedí prestada para lgor Rodríguez, hombre ya de caminos hacia los puertos, que es como para venir o para irse, para la alegría del encuentro o la desesperanza de los adioses, punto de llegar para buscar senderos, punto de partir para inventar destinos. Para el amigo lgor: "Usted; Noble Señor! hombre de quien decir lo mejor es no equivocarse pues todos ya lo saben...
Usted tiene en todos los momentos de su muerte esa benevolencia que a los hombres honra". Como palabrear a Friederich Holderlin a su amigo Zimmer, viril estratagema para camuflar la pena por esa pequeña cosa gigante que es la amistad que hace de la distancia sólo un tiempo propicio para afirmar los afectos.
Y es que hablamos, haciendo trazos sobre las servilletas de los cafés. Cuadros de sueños, sin números de esperanzas, planes para los otros que eran parte de nosotros mismos, la parte suya viviendo aún en la miseria de los execrados y la mía aun presente en la misma parte, es que nos entendimos en la lucha y eso me hacía verlo de una estatura distinta a la que le era innata, hasta que vino a florecer ya por los predios vespertinos de los ataúdes, y la hora era la de cerrar....

"No perdono a la vida desatenta,
No perdono a la muerte enamorada
No perdono a la tierra ni a la nada.
Compañero del alma, tan temprano
.. que tenemos que hablar de tantas cosas,
Compañero del alma. Compañero!".

Fueron palabras de Ramón Sijé, de Orihuela, regaladas a él por Miguel Hernández de España, que yo las agarro, con ciertamente garras, para este amigo que "temprano está rodando por el suelo". Suelo de la misma tierra por donde un afán suyo de infinitud y descendencia está bebiendo sol para las claridades que vienen, que nos pertenecerá, no porque la hayamos soñado sino porque algo hicimos para constelarlas, y en los presagios de nuestra propia muerte, por los torbellinos del corazón, en los traspatios de la alta noche, solo lamentamos no llegar a ser carne de aquel momento, para embriagarnos con un ron barato y lanzar una carcajada incoherente y decir una palabrota inapropiada: "c..ñ..por fin pudimos! " y caer de rodillas vomitando.
Y mientras puedo permítaseme traer a León Felipe, poeta maldito, para decir como si fuera nuestro propio amigo muerto: “Y me voy sin haber recibido mi legado, sin haber habitado mi casa, sin haber cultivado mi huerto, sin haber sentido el beso de la siembra y de la luz. Me voy sin haber dado mi cosecha, sin haber encendido mi lámpara, sin haber repartido mi pan... Me voy sin que me hayáis entregado mi hacienda..
Me voy sin haber aprendido más que a gritar y a maldecir. a pisar bayas y flores... con los labios amargos llenos de baba y de blasfemias, y con los brazos rígidos y erguidos y los puños cerrados. Pidiendo justicia fuera del ataúd.”
Son pobres memorias para una remembranza, porque al fin y al cabo los vivos vivimos porque recordamos y los muertos persisten morando en los recuerdos.

Caminos


CAMINOS
Por
Víctor Gil

Comienza otro año, fecha propicia para tantas cosas !. Camino para comenzar tantas andanzas. Puerta para salir o entrar. Barco para partir a navegar o anclarse en quieto muelle. Rastros para seguir huellas' o borrarlas. Tiempo bueno para cualquier cosa buena. Tiempo para juicio y para indulto.

Espacio para domarse o encabritarse de ventiscas y orgullo. Ocasión para la dignidad hecha reina en nosotros y prerrogativa respetable en los otros, para subir las manos en plegaria o bajarlas tendidas en auxilio. Para rehacernos o reafirmarnos, enmohecernos o abrillantarnos. Hora de hombre, hora de bestia. Punto exacto del ala o la ventosa, trino o baba. Escalpelo o puñal. Señoría o bufón. Carta o silencio. Verdad o injuria. Hoy los espejos están dispuestos a la verdad, las aguas para ser envasadas y los rayos en las rendijas más estrechas pueden hacer eta nte a la luz. Asir, soltar, apretar, aflojar. Soñar o actuar.

Apostasía del amor o abrazo de la querencia. El albedrío, la libertad de uno está en la posibilidad de escoger y la felicidad reside en el acierto de la escogencia. Pero aun si nos equivocaremos en lo que escogimos una vez, la grandeza del hombre está en su herencia divina de restauración, en su poder de enderezar entuertos y en su capacidad infinita de amar todo y a todos cuanto quiera, con pasión y entereza, con hidalguía e integridad.

El hombre está hecho para trascender, para levantarse del barro y sacudirse del polvo y aspirar con derecho real un lugar en el firmamento, porque es la excelsa creación del universo, destinado a la búsqueda incesante de la perfección de la cual fue hecho a imagen y semejanza. Comienza el año, entonces todo puede comenzar! Puede comenzar la fascinante búsqueda de la fe, en si mismo como creatura única e irrepetible, con sus angustias y ansiedades, con sus tragedias y limitaciones, cierto, pero también con su valor inalienable de persona capaz de ilusionarse y de soñar con un mundo mejor al cual debemos contribuir inquebrantablemente para lograrlo. Fe en los demás, aunque a veces se sienta defraudado, recordemos que el prójimo vale independientemente e nuestro juicio, porque precisamente es nuestro semejante, y Si, a pesar de todo, el hombre tiene en el fondo como primacía la bondad y la solidaridad. Si logramos tan sólo restaurar nuestra fuente de fe, nuestra voluntad de creer en uno mismo y en los demás, entonces todo este comienzo tendría pleno sentido, este inicio de año no seria una inutilidad. No hablo de una fe boata, senil, idiotizante, no; hablo de una fe macha, de una fe militante, de una fe de compromiso, de una fe de paso al frente, de una decisión viril de asumir una conducta práctica de transformación de todo, hablo de embebernos, de emborracharnos de una fe revolucionaria en el más pleno sentido de la palabra. Hablo de una fe en el poder aniquilante del amor ante todo aquello que signifique su negación y englobo allí toda traza bastarda de injusticia y desigualdad. Hablo de un deseo para la vida y no para la simple supervivencia, del hombre libre y no del esclavo, cualquier esclavo.
En este comienzo del año hablo con la humildad de Prometeo que robó a los Dioses del Olimpo el fuego de la vida para enseñarle a los hombres el camino que trillaban las deidades; porque lo que necesitamos es un compromiso prometeico, aun a sabiendas que los riesgos son como los de aquel titán, a quienes los Dioses ataron en una roca donde un águila feroz lo destrozaba insaciablemente las entrañas.
Lo que debemos asumir son los caminos. "Caminos que no tienen a menudo ante si, nada más que el puro espacio y la estación" como dijera Rainer María Rilke, poeta alemán nacido en Praga.