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Nació en Guanta, Edo Anzoategui en 1.948, muere en Caracas el 24 de marzo de 2.010 Profesor graduado en el Instituto Pedagógico de Ccs Especialista en Historia y Geografía. Abogado. Postgrado en Dcho Administrativo. Experto en Dcho Municipal. Diplomado en Dcho Marítimo. Miembro del Colegio Nacional de Abogados. Periodista. Especialidad en Periodismo Corporativo. Miembro del CNP Estudios de Ciencias Políticas. UCV Productor Nacional Independiente Nº4.250 MCI. Locutor Certificado MTC.Nº 10.862. Presidente Regional de COPEI. Cargos y representaciones Presidente del Concejo Municipal de Sotillo. Diputado a la Asamblea Legislativa. Secretario General de Gobierno Gobernador del Estado Anzoátegui (E) Trabajos de investigación publicados: “Personajes Notables de Oriente” I y II (coleccionables de El Tiempo) Trabajos de investigación próximos a publicarse: “Historia Constitucional del Estado Anzoátegui” y “Apuntes para una geografía física del Estado Anzoátegui” Poeta. Poemarios “Cinco Pañuelos” Fondo Editorial del Caribe. Y “Las mismas piedras, las mismas” Columnista Diario El Tiempo y Semanarios “La Razón” y “Quinto Día”.

martes, 6 de agosto de 2013

En mi pueblo Vive el Tiempo. (noviembre de 1.984) Victor Gil

A mi pueblo, desde hace tiempo el tiempo viene cambiándolo. Yo tengo 35 años y me acuerdo de un pueblo hermoso y pequeñito, oliente a coco rancio, a donde llegaban extraños señores aboinados con unas cajas color de pino llenas de tubos que al apretarlos brotaban desusados colores de palometas que ellos mezclaban sobre unas tablitas y entonces, en lienzos como almidonados, el cerro “Bellorin” se aparecía de un hermoso color como morado y las casas de Esther Ron la maestra, y la casa de Luisa Calzadilla, a quien se le murió su hija Juanita de un mal parto, y la de los Serrano, donde vivía una señora con el cachete como soplado, y todas las casas sde aquella calle piso de tierra, iban poniéndose una al lado de otra, como en un desfile de rojos, de amarillos, de azules, y para mi que los pintores, que hablaban musiu, estaban haciendo como una foto de almanaque de los que repartía el turco Juan en diciembre. Mi calle, la Calle “Los Desamparados” debe estar colgada por ahí, por el mundo, en alguna pared, o al mejor esta en el fondo del mar porque marinos pintores naufragaron o se arrepintieron de pintar cosas tan pobres; pero cuando pienso en mi pequeño pueblo no puedo dejar de pensar que fue motivo para pinceles. Y también me acuerdo permanentemente de una niñita delgada de ojos garzos y de tez trigueña, que los domingos se ponía un vestido de tiras bordadas y encvajes de color rosado para solo columpiarse en el propio borde de la acera y que prendió dijes inoxidables en nuestro corazón. En aquel pueblo de nosotros, pero muy particularmente mío, a veces se soltaban toros que traían para sacrificar en el matadero de la calle Anzoátegui, por donde vive Maritza Hurtado, donde el viejo”Nero” Zapata era el rey de los matarifes, y entonces era una corredera general todo el mundo cerraba las puertas para que no los encachara el toro. Alli a ese matadero íbamos los muchachos a buscar cachos de toro para coger cócoras, que ahora llaman cigarras, uno las amarraba a una vara, las mejores eran latabravas de Guarimatra porque eran livianitas, uno las metía debajo de las cócoras y zuas! caían adentro haciendo pish, pish, cloah, cloah. Uno les cortaba las alas; yo cogi 17 y tu?..¡para que cogeríamos a las chicharras?. Después vino de Cumana un Muchacho de apellido Arriojas y nos enseño que mejor se cogían con potes de Quaker, allí comenzaron a declinar los cachos de toro, por eso, pensaba yo, habían cerrado el matadero, porque ya nadie buscaba los cachos de toro para cazar cócoras. Cuando cerraron el matadero a “Ñero” Zapata no le quedo mas camino que meterse a sobador y a curador de puyadas de sapos de Mar, el curaba con la Biblia, con la biblia y con tabaco en rollo que mascaba y mascaba y luego lo guardaba en sus sombrero de cogollo blanco. “Ñero” no creyó nunca que era verdad que el hombre había llegado a la luna “Eso lo hizo Dios para caga, y nadie lo vaya a esta viendo hace su necesaria” Ñero Zapata y Antón Lares, que era pescador y conuquero, son unos seres inverosímiles en mis recuerdos del Pueblo. El Pueblo era como llamaban al centro del pueblo, lo demás era La Picha. Yo lei alguna vez que La Pichase llamaba así por un francés que vivio en esos sitios, hace tiempo, dicen que huyendo de Cayenne, de apellido Le Piche, tenia , según muchos chivos, cuando el murió, su mujer quedose con los terrenos pero no los cuidaba y la gente se fue metiendo y construyendo, como eran altos terrenos, cuando crecia la quebrada, la gente decía “Vamonos para la picha” y corrian en una como procesión para donde la Señora Le Picvhe, con sus ropas y bojotes y hasta con camas, hasta que la Mar de aguas de la quebrada bajara. La quebrada antes crecia solo cuando la culebra de siete cabezas que vivía en el cerro “El Toro” se movia, pero entonces Santos Pesao, que la vigilaba tomaba su potente botuto y avisaba: “Tuuuuu tuuuuu tuuuuuu” para que las lavanderas levantaran su ropa, aun estando embostada, y para que el viejo Bernardo Rizales levantara las tortas de cazabe del suelo y amarrarse los tambores de kerosén para que no se los llevara la creciente, aunque hasta la casa de los Rizales no llegaba casi nunca la creciente. Hoy, no, hoy la quebrada crece vulgarmente cuando llueve hacia la Sirena. Antes en la Sirena vivian “los encantados” y a mucha gente del pueblo se la llevaron y les clavaron sus colmillotes ocultos bajo sus sombreros negros. La gente cuando iba a la Sirena llevaba dientes de ajo, no ve que los encantados no toleran el ajo, también les decían cuando ellos salían: “vuelve por sal” y entonces los encantados salían esflechados porque a ellos lo les gustaba eso. De mis recuerdos me acuerdo y si me lo permiten se los iré contando poco a poco como los pasitos cortos de aquel viejo a quien volvió loco Carlitos Farías y al que llamaban "Ligerito" quizás más loco que "Barbujillo" pero menos peligroso
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sábado, 31 de julio de 2010

No hay fiesta (1.983 Victor Gil)


Diario El Tiempo, miércoles 8 de mayo de 1.983


No hay fiesta
Por: Víctor Gil

El pasado 19 de marzo el papa Juan Pablo, en una misa celebrada con la presencia de trabajadores de muchas nacionalidades, llegó a decir "El trabajo es el nuevo nombre de la paz". Esta frase es categóricamente dramática y precisa de una consideración seria por parte de los que cumplen un papel dirigencial en la comunidad, de los dirigentes de todas las esferas y actividades de nuestra sociedad, aún más obligado para quienes tradicionalmente vienen usufructuando los privilegios que este sistema injusto ha puesto casi para su goce exclusivo.

En efecto, en las dos más recientes reuniones nacionales de los órganos asociativos del capitalismo criollo, como son las asambleas de Consecomercio y la XVI de Conindustria, uno de los puntos más destacados del análisis fue el problema del trabajo o mejor dicho, de la falta de trabajo. En ambas se concluye que la situación actual reviste una caracterización realmente angustiosa para el sistema democrático que hemos venido teniendo. En la primera de estas asambleas se mostraron estudios serios ordenados por particulares que nos muestran índices de desempleo cercanos al 20% hoy, y advierten que de seguir esta tendencia, antes de concluir este año la cifra absoluta de desempleados sobrepasaría a la inaguantable cantidad de 1.300.000 desempleados, ¡Un millón trescientos mil hombres dispuestos a cualquier cosa para seguir viviendo, aún cuando sea de modo subsistente!. Un ejército superior al que hubiera manejado cualquier general en cualquier guerra del pasado.

La asamblea de Conindustria manejó en una de las mesas de trabajo una cifra menor -13al 15%, pero no por ello menos asustados. Sin embargo en ellas también se concluyó en afianzar estrategias monetaristas que dan prioridad absoluta al combate contra la inflación, alegando que sus causas principales son los salarios, los gastos gubernamentales y la baja productividad junto con excesivo control y ausencia de garantías económicas, junto con excesivo control y ausencia de garantías económicas.
No dicen nada del control monopólico que se ejerce sobre los precios, auspiciados, aún con su ausencia física, por Conacopresa, ni se dice nada de la maximización exasperada de los beneficios. Imponen sólo el control de los salarios. No aceptan ningún tipo de control sobre las ganancias. Esta estratagemas apuntan a incrementar la primacía del capital sobre el trabajo, y a marginar cada vez más al trabajo, al trabajador, y agravan el problema del desempleo. Debemos decir que hoy el problema más serio que gravita sobre Venezuela es el desempleo y ante ello no aparecen las medidas más convenientes.

Como decía Osvaldo Alvarez Paz en el Concejo de Sotillo, recientemente: "Hoy las cosas están mal en Venezuela y nada serio nos indica que estamos en camino de mejorar". Esta situación de duda en la seguridad social viene a profundizar la tesis generalizada de que nuestro sistema económico y nuestro funcionamiento político han llegado a su máximo punto de resistencia.

Está a punto de quebrarse. Este sistema económico fraudulento y avaro que hemos tenido o sufrido se ha caracterizado por la práctica de un capitalismo salvaje que ha terminado reduciendo a los niveles más humillantes, más bajos, más injustos y más inhumanos al trabajo, al hombre que trabaja y marginando de manera gravemente grosera a grandes masas de la población hoy depauperadas y sin grandes esperanzas en la mejoría del sistema político que ha permitido y alcahueteado esta corrupción de las relaciones de producción.

En medio de esta celebración del lro de Mayo cunde la satánica sombra de la incertidumbre por lo que vendrá después. El hombre venezolano, el que trabaja y el que no (con mucha más razón), conoce su peor momento de degradación, de humillación, de injusticia, de desesperación, de desmoralización en mitad de las circunstancias de un modelo político y económico que no sólo da señales de agotamiento sino, lo que es peor, pareciera no tener a la mano un sustituto con posibilidades de éxito cercano.

El modelo político se debilita y se desintegra. El modelo económico y social se estremece ante la emergencia cercana de grandes estallidos sociales que preludian el caos y la anarquía total porque después de una aniquiladora campaña masoquista de autodestrucción personal e institucional nadie pareciera tener la autoridad moral ni política para controlarlos y orientarlos.
Las ideologías están empantanadas en un ahogamiento por el pragmatismo y la inmediatez. Los sindicatos, los gremios, los partidos políticos, todo sometido al más estremecedor juicio de aniquilamiento. Los responsables económicos y políticos buscan sin encontrar, y de repente parecieran haber agotado todos los medios clásicos que han demostrado no tener efectos duraderos.

Qué hacer? Es hoy una r pregunta detenida en millones de gargantas aturdidas ante un porvenir sin compromiso posible, en la de los profesionales egresados de las Universidades y que no comprenden pon qué después de tantos esfuerzos, de ellos y de la propia patria, no encuentran empleo. De los recién dados de baja del Ejército, los reservistas, que no Saben dónde acudir para lograr un trabajo. De los cientos de miles de destituidos por la actual Administración de manera irresponsable. De la clase media que ve con estupor su proletarización acelerada y de la proletaria que mira con agonía su depauperación.

Qué hacer? El gobierno pareciera no tener respuestas. ¡Hemos llegado al final en apenas la mitad del túnel?.

Empoican


Empoican
Por Victor Gil


En 1.949, llegaron a estas tierras Alonzo de Ojeda, de Cuencas, y Juan de la Cosa, Vizcaíno que era cartógrafo y piloto, al año siguiente Pedro Alonso Niño, de Moguer, Cristóbal de la Guerra y Luis de la Guerra, sevillanos, desembarcaron en esta lengua de terraplenes entre el amor y la serranía, debieron inaugurar ojos para lo bello de la pardecia de los cerros y lo esmeralda del valle.

Era marzo de cuaresma. Veintisiete días habían estado sobre las resbalosas maderas crujientes, bamboleantes, mareadores de las carabelas, atrás quedaba San Lucar, puerto de tanto morenaje y vino rojo. Ahora estaban aquí, en esta tierra desconocida y arisca, que atraía con fuerza misteriosa, lujuria de palmas al viento, que enamoraba con imposible esquive.... ¿Qué vinieron a ver?... ¿Qué vinieron a buscar?... ¿A quién vinieron a matar?... A hacerse que fantasmas folgadores con la muerte.... a borrar sus nombres de bautismo en cuantos rictus de maldición?. Sólo vinieron.... que sabemos. Y aquí hoy estamos nosotros sus herederos de huella imborrable, para la estigma y para la gloria, para la embochinchazón y... para lo que tenga que ser.

Pero ayer ¿quiénes estaban aquí?... ¿Quiénes no los esperaban?... ¿Quiénes eran el total y el definitivo mundo?... Como saber la verdad?.. . Sólo tenemos lo que nos dicen con su lengua de conquistadores, con su visión de aniquiladores, con su razón de enrreligionamiento forzante, con su propiedad de victoriosos a los cronistas de Indias, entre tantos a Fray Antonio Caulin, Matias Ruiz Blanco Rodríguez Leyte, Juan de Castellanos, Fernández Oviedo y otros que dicen su particular manera de haber sabido u observado los hechos. Por ellos sabemos que esta tierra de nuestra querencia cuando llegaron los conquistadores, con arcabúz y espada toledana, con yelmo y peto de metal, con su miedo horrible dentro del corazón y con una sequedad de presumida muerte en la garganta, encontraron unos hombres "del color de la aceituna y pelo lacio" que eran del tronco común de los Caribes, de la gran familia de los cumanagotos, repartidos en dos grupos fundamentales: Los Cores y Los Tagares. Y que aquellos hombres de buena forma y aquellas mujeres de cimbroso talle y de senos al aire tenían a de por jefes: unos a Guántar (así con acento en la primera “A” ) y lc otros a Tonoroima, respectivamente. Sabemos por Caulin que Tonoroima habitada a orillas del río Portugalete (Pertigalete de hoy) y sus dominios iban más allá del rio Arapo, que hoy no es rio ni es nada, era señor de serranías y era hijo del mar. Guántar debió ser jefe de las tierras hasta Eichinicuar, que es hoy Puerto [a Cruz, dueño de las tierras de sembrar y de los cerros de cazar acuris y venados. Tonoroima, pareciera, fue un cacique más guerrero, amigo aliado fuerte de Cayaurima, de Quenequeima el invencible, en sus "Elegías" Juan de Castellanos lo llama "cacique principal, cruel y duro", palabras de un conquistador por supuesto.

Su bravura la demostró cuando uno de Nueva Cádiz, llamado Juan Velásquez, maltrató a su hijo, arrebatado de cólera Tonoroima junto con su gente acabó con el pueblo de Maracapana.
También Guántar fue Cacique bravio como lo demostró, según Rodríguez Leyte, cuando su pueblo, engañado por "un tal Hojeda", fue embarcado en un bajel, con el pretexto de enseñarle su interior, y luego, cerrando la escotilla, los llevó prisioneros como esclavos a reventarse los ' pulmones en el incesante bucear de perlas de Cubagua. Y entonces el cacique convocó a sus vecinos de Piritu y cobró venganza con los padres misioneros de aquí y con los que habitaban en Santa Fé. Fueron pueblos que los borraron de la historia pero que no se rindieron facilmenüe, que no le mataron la libertad gratuitamente , que no los exterminaran sin antes verter toda su sangre.

Ellos estaban aqui desde el inmemorial tiempo, desde las primeras fragancias o desde la inicial luna, quizás los Arawaks del Caribe eran sus antecesores, venidos de la Amazonia, en el principio de los tiempos, remontando corrientes y mares, que después fueron de dragones y de serpientes. Estaban aquí con su gallarda virilidad in-mancillada, con su orgullo genital de tantas eras, con sus sueños y realidades, con su manera inédita de amar y de decirlo, aquí con su tiempo de estrellas y lunerias, tiempo mágico de incongruentes sequedades y diluvios, con su espacio sin caminos ni limites.

Estaban aquí, dueños de tanto todo, antes de Colón, antes de Ojeda, antes de Alonzo Niño, antes que Diego Fernández de Zerpa inventara la ciudad de Santiago de los Caballeros, quizás por ahi por donde está Lecherías, cerca de la quebrada de Guatapanare, antes que Cristóbal Cobos fundara las Casas de Apaicuar que llamó, Pueblo de Cumanagotos en la margen izquierda del Neverí, antes que Juan de Urpin estableciera la Nueva Barcelona en la margen derecha del rio, antes que Fray Tomás Guerrero, que no Francisco Altarez, fundara a Nuestra Señora del Amparo de los Pozuelos, antes de San Diego de Putucuar, antes que Cedeño peleara con Gerónimo Ortal, antes de soñar siquiera que eran destruibles, así... como hormigas.

Viviendo aquí con su respeto venerable por los ancianos, sin moneda alguna, pariendo solas las mujeres en los montes, sin padecer mal de orinas ni dolor de muelas, asando sus muertos, espolvoreando sus cenizas al aire para la buena lluvia, gastando ocho días en los funerales, cantando sus proezas, enterrando a sus comunes sentados, con sus armas y comida y bebidas para el viaje, sirviendo el novio un año al suegro, heredando los hermanos a la viuda de su hermano, guisando sólo con sal y pimienta, acostándose temprano y levantándose de madrugada, siempre poniendo candela debajo de sus camas, sin arar ni cavar la tierra solo rozándola y quemándola, degustando el maíz tierno, horadándose las orejas y las mujeres con su "maritur" que eran cuentas de corales y perlas y caracolas de tres dedos de ancho que se ponen por la cintura.

Su mayor cuidado lo tenían en estar alegres y desechar la melancolía, fiestas de ocho días continuos, bailando, remedando animales tomados de la mano, así vivían, aquí en estas nuestras tierras, hasta que "Iboroquiamo", que era el demonio, el portador de infortunios, el sembrador de miedo llegó con su piel blanca, con su rostro peludo, con su lengua incomprensible, con manos de hierro que botaban fuego, que mataban, contra las cuales de nada valían las macanas y las flechas de punta de espinas de pescado.

El lboroquiamo convertido en hombre enviando almas por pilas a "Machira" que era la laguna donde se iban las almas, donde se las tragaban unas culebras grandísimas y se volvía a ser niño, el Iboroquiamo que no dejó que se tocara más la "Purma" ni se cantara más "EMPOICAN". Calladas para siempre. Muertos en esta misma su tierra, en estos mismos sus aires.

lunes, 12 de julio de 2010

Cazadurias


Diario el Tiempo, miércoles 24 de octubre de 1.984

Cazadurías

Por:
Victor Gil


Había que poner el lazo disimulado, casi taparlo con aquel polvo de suelo suelto, blanco casi, con ramitas livianas, extendido así, como formando en torno de guayaba-pera, con unos ganchos de horquetas sujetados a la tierra, pero no duro, asi suavecito, casi como que ya se fuera a soltar. Después había que traer el palo de la matica mediana, que resistiera la doblada sin reventarse, llevarlo poco a poco, hasta que estuviera tenso, en equilibrio, como cuando uno se venía caminando desde arriba por los tubos de petróleo que bajan por Colombia, en equilibrio entonces uno le colocaba un pedazo de pan, hasta cuando llegaron los cuentos de Bugs que vendía Mario en la heladería, uno entonces le colocaba pedazos de zanahoria, si había, después del pan o de la zanahoria entonces uno agarraba cagarruticas de ellos mismos y se las ponía como haciendo caminitos hacia el centro, para que oliera a ellos mismos, para hacer borrar nuestro olor de sudor.

Así me enseño Cheo Laya a coger conejos con lazos. Nosotros no íbamos por la falda derecha de la fila de Bellorin, pues a la izquierda lo que estaban eran los chivos de los Rizales y los Villael, buscando hacia la Sinclair, sincler decía uno como un musiú de donde se veía el cementerio, el mar desde ahí ni se veía por los cocales, pasábamos por un zanjón llenito de cardones y un tunal tupido, jorungabamos los nidos de los ratones, blanquitos los hijitos, sin un pelo, se engarruñaban cuando los tocábamos. Agarrábamos las pitahayas que a uno le ponían roja la boca, como labio pintado, dulces pero hinconas, puyadoras, de espinitas como pelusillas. Los lazos los poníamos ya de tardecita, ya cuando el sol se iba metiendo por entre los tanques de petróleo y se ponía de color de poderse ver.

En refrescar la tarde salíamos a poner los lazos, nos lo robaban a veces, los picheros, decíamos nosotros. Pero no éramos buenos lazadores, bueno, yo no era. Una sola vez encontré un conejo en uno de mis lazos, eran tres lazos puestos el sábado, lástima daba verlo, estaba enterito, era como de color de aquel mismo terraplenerio, o era que estaba empolvado, y las orejas suavecitas, negritas, en los ojos tenia como lágrimas resecadas, estaba cogido por la parte de atrás, por el cuadril, dijo Cheo.

A una pimpina de silencio y pelusa se me pareció. Estaba medio duro y cuando le pegue la mano una mosca grandísima verde y negra le salió por los huecos recortados de la nariz. La gente se come a esos conejos cogidos en lazo. Yo lo dejé ahí, que se lo lleven los picheros.



No puse más lazos para coger conejos, sino otros, como los que junto con Joaquín Cardozo íbamos a poner pon detrás del dispensario, por donde el doctor hizo unos huertos y José, el portugués, tenía una lechozalez y unas yucas, mandioca decía é1, yo no se si con estas eran con las que su mujer hacia los buñuelos que vendía.
Se ponía arroz en el lazo y entonces venían las maraqueras y las tórtolas, las cabecitas azules y las que tenían como anillo blanco por el cuello, algunas se agarraban vivas, atadas por las patas, sin poder zafarse, sin poder volar, las enjaulábamos, si se morían entonces las asábamos, de sabor bueno, según.

Eran cacerías por lazos, por cuerdas, por guarales corredizos, de pájaros potocas, de conejos que había por esos cerros ahora tan enrranchados.
Una tarde se nos apareció, para el susto del diablo, un venado inmenso. Era en la via del ferrocarril, cerca de un maco grande donde pasaba horas enteras con el entero placer de no hacer nada, recostado entre aquellos ramos gruesos, escribiendo a veces versos, de esos de muchacho, como lo que escribí a las manos de una muchacha morena, manos las cuales aún creo que si las hubiese batido así, fuerte, como aleteando, se hubiera levantado y volaría como gaviota, como nube liviana, de tan ángeles que eran.

Creo que fue el mismo venado que después vimos en una foto, muerto guindando en un palo, patas arriba, Carlitos, Orlando y Leonides con un fusil, como cazadores, ya de otra clase.

domingo, 11 de julio de 2010

Mandamiento número once



Diario El Tiempo, Miércoles 14 de marzo de 1.985

Mandamiento número once
Por:
Víctor Gil

Eran pueblos muy primitivos los que huían por aquellos desiertos, hoscos y estériles, pueblos acostumbrados a la esclavitud como sistema de vida, pueblos de intrigas y de inmemorial ignorancia el que dirigía Moisés en el éxodo de búsqueda de la tierra prometida y sin embrago fue a aquel pueblo, a quien le fue dado a conocer el decálogo certero que, más que principios sagrados, eran normas para vivir con justicia y paz. En los diez mandamientos que Jehová esculpiera en piedra para que fuera enseñado a los hombres, subyace una prevención divina que los sustenta a todos: la ingratitud. Robar es ser ingrato con la propiedad justa, matar es ser ingrato con la propia vida y toda violación es una manera de ser inconsecuente.
Pero aún por sí sola, la inconstancia y deslealtad que lleva a la ingratitud es algo deleznable y antihumano, el hombre ha de ser ante todo auténtico y leal, no es posible concebir al ser humano sin esa condición de solidaridad consigo mismo, con lo que son sus principios éticos, en primer lugar, y luego con sus semejantes en cuanto que son reflejos de si mismo como persona. El respeto de la dignidad de la persona involucra la solidaridad y la consecuencia, por eso nos atrevemos a enunciar un mandamiento número once: “ “Proscribirás de tu corazón la ingratitud”
Nada hay que pueda desconcertar más al hombre noble, que la falta de gratitud, nada puede herir más los sentimientos de la persona, que saberse traicionado por quienes siente afecto y de quienes espera constancia solidaria, no sólo en los momentos de galana cortesía en lo festivo sino, y aún propiamente, en los instantes en los cuales la manifestación de amistad más se precisa.
Sin embargo la condición humana es en mayor grado impredecible y muchas veces el deslumbramiento de la confusión, hace propensa la persona al quebrantamiento de su propia manera de ser y de pensar, de ahí se originan muchas de nuestras debilidades y flaquezas, así como la comisión de muchos errores encuentra en ello su explicación.


Todo ello, sin embargo, no puede obviar el carácter fundamental de la gratitud y la lealtad que no es otro que el de la espontaneidad. No puede existir sujeción obligada en la relación fraternal entre los hombres, por el contrario, nada es más pernicioso ni contrario a la libertad como atributo de la persona humana en su albedrío, que pretender mantener unido por la fuerza lo que el corazón exige desunir. No se puede esgrimir la deuda como vínculo de obligada gratitud, y el que lo haga engaña y se engaña. El nexo de respeto solidario entre los hombres' debe surgir como libre riachuelo antes que como chorro potente que una exclusa deja escapar de una represa. El poeta libanés Gibran Jalirl Gibran, en su obra "El Profeta" nos dice:...Y vosotros,
los que recibís -y todos sois seres que reciben- no hagáis de la gratitud una carga, para que no creéis un yugo entre vosotros y el dador.
Antes bien, erguíos junto con el os da, como sí llevarais alas, porque pensar demasiado en vuestra deuda es dudar de la generosidad de quien os da..."
Y es que, efectivamente, la lealtad no debe medirse en términos del favor que se recibe o que se otorga, porque es una desconsideración con lo humano, con lo auténticamente humano, pretender comprar la conciencia de alguien semejante en todo a lo que somos nosotros mismos, como seres destinados a la trascendencia. El propio Jesús recomendaba a los fariseos:
”Lo que haga tu mano derecha que no lo sepa tu izquierda...” y sin embargo hay quienes piden recibo por escrito de sus gestiones de aparente solidaridad para luego, en pregón altanero, embadurnarle la cara y engrillarle la decisión a quien fue necesitado.
Debe creerse profundamente en la integridad y la dignidad del hombre, toda gestión nuestra debe dar testimonio de ello y no debe existir el chantaje como sistema de trato, hay que ser verazmente y a todo trance guardadores del principio fundamental del respeto a lo humano de cada persona y bajo ningún pretexto envilecer lo dignó y sublime del semejante pretendiendo convertirlo en su palafrenero o mentecato servidor.
La dignidad, la libertad, el respeto, la gratitud, la solidaridad del hombre y entre los hombres debe ser plataforma bruñida sobre la cual se establezcan los nexos de la relación humana más exacta y perfecta.

martes, 6 de julio de 2010

Alí Primera ha muerto malamente hoy


Alí Primera ha muerto malamente hoy
Diario El Tiempo, Puerto La Cruz: Miércoles 20 de Febrero de 1.984

Por:
Víctor Gil

A lumbrando farallones tu sangre ira proletaria,
L anzando tu canción de improperios florecidos
Í gnea la voz bermeja, ferreada por la Patria.


P recipitando de gallos el mañana oscurecido,
R ociando de candelas las silabas durmientes,
I luminando de nardos la corona del cardón,
M adurando huracanado la miseria imponente.
E ncabritando de rayos la potencia del carbón
R abiando espumas como en tu Adicora el mar,
A rrebatado de soles y médanos ardientes,

H aciendo con el odio una porción del amar
A mando aladamente como con besos sin dientes,


M ientras que en el pueblo adentro,
U nas siete espuelas, celestes y marinas,
E ncubren su dolor como un espectro
R ecitando tus palomas y tus rimas
T odas de amor tan lacerante
O rtodoxas cimitarras de matarte!

M íticas amazonas duras y biliares
A nclan sus espuelas hoy en tus ijares,
L avan sus vergüenzas de cazón,
A rdiendo oscuramente tu muerto corazón.
M uerto de un perfil desbaratado
E ntrecejo barbudo y en barbas despeinado
N o encontrarán los que tu voz cosechen
T onos menores de un desesperado,
E ncontrarán los oros, tus hornos que Ios cuecen,


H allarán Ia herencia de tu azul sonrrisa
O leando alegremente con la brisa
Y un modo de ser feliz, aún sin camisa.

La razón de persistir


Puerto La Cruz: Miércoles, 08 de de Agosto de 1.984




La razón de persistir

Por
Víctor Gil




"....de modo que el que aumenta el conocimiento aumenta el dolor".
Eclesiastés, 1- l7

No son vanas las palabras del "congregador, del hijo de David", por el contrario, reflejan con exactitud la razón por la cual persistimos en el compromiso de lucha social que nos hemos impreso en la memoria y en el corazón. En la medida que nos hacemos más conocedores de la injusticia y de sus causas aumenta el por qué de la obligación moral de estar presentes en la vanguardia de los que aspiran y buscan un cambio en las condiciones de relación entre los hombres y con sus instituciones. Hoy, más que ayer, estamos convencidos de que no podemos ser apolíticos, indecisos, ambiguos, neutrales, tenemos el deber de aborrecer las conductas complacientes, a los antiparabólicos, a los que no asumen con decisión una posición frente a la situación de marcada desigualdad en las oportunidades y en las distribuciones. Aceptamos que los que actuamos corremos los riesgos de acertar o fallar, es el precio, es el camino permanentemente andado entre el bien y el mal, entre lo sublime y lo ridículo, pero el riesgo comporta el deseo de cambio y estamos convencidos que quienes actúan con criterio político desean hacerlo siempre bien, aunque no siempre es posible medirlo en términos de resultados.

Por esta razón estamos en la confrontación. En el proceso de dilucidar los mecanismos y las personas que en el seno de nuestra organización, Copei, les competirá en razón de su autoridad, reconducir el partido a la toma del poder en los próximos comicios.
No es gratuita ni caprichosa la decisión que hemos adoptado de competir por ocupar la dirección del partido, ello involucra un acrecentamiento del compromiso por profundizar y radicalizar la lucha por la transformación social.

Nos sentimos motivados para ello y contamos con la experiencia que nos ha dado el ejercicio de diversas instancias de poder, el conocimiento de los entrevezados mecanismos administrativos arcaicos de la cuestión pública, que nos capacitan para decir que deben ser cambiados y que nos enorgullece decir que su contacto no nos amuellaron el espíritu de combate, no nos apolillaron el empuje que reclama la lucha social, ni nos llenaron de hollín y lodo corrupto la conciencia y los bolsillos.

Aquí estamos, presentes en esta nueva jornada del partido, los copeyanos de siempre y con toda la juventud, en "pie de guerra", porque "los muertos que vos matasteis gozan de buena salud" y porque en la política el decreto de muerte lo firma la propia víctima y no el que pretende ser victimario. Respaldamos a Eduardo Fernández para la secretaría general nacional y vamos a ganar con la plancha número 8, el próximo domingo 12 no solamente porque el 8 es signo de triunfo en Copei, recordemos los triunfo de 1.968, de 1.978 y el que obtendremos en 1988. siempre con 8; sino que vamos a ganar para transformar a Copei, para hacerlo realmente popular, presente en cada lucha que se va a librar, calle a cálle, plaza por plaza, presente en las asociaciones de vecinos, en los comités deportivos, en las junta, de salud, en los comités de cultura popular en las comunidades educativas, en los sindicatos, en el medio rural, en los liceos y universidades, presentes no para mediatizar sus reclamos y gestiones, sino para actuar como elementos efervescentes, como levadura, como viento levantisco y con una misión de adoctrinamiento y formación ideológica de la conciencia popular en el dimensionamiento exacto de sus derechos legítimos para vivir y ser mejores.

No hay opciones para Copei, existe un sólo camino para persistir: Hacerse un partido popular y revolucionario o pasar a engrosar las filas de las ánimas insepultas del espectro político venezolano. Imbuidos de estas ideas, nosotros somos la vía de cambio real. Nosotros que ganaremos con el número 8.