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Nació en Guanta, Edo Anzoategui en 1.948, muere en Caracas el 24 de marzo de 2.010 Profesor graduado en el Instituto Pedagógico de Ccs Especialista en Historia y Geografía. Abogado. Postgrado en Dcho Administrativo. Experto en Dcho Municipal. Diplomado en Dcho Marítimo. Miembro del Colegio Nacional de Abogados. Periodista. Especialidad en Periodismo Corporativo. Miembro del CNP Estudios de Ciencias Políticas. UCV Productor Nacional Independiente Nº4.250 MCI. Locutor Certificado MTC.Nº 10.862. Presidente Regional de COPEI. Cargos y representaciones Presidente del Concejo Municipal de Sotillo. Diputado a la Asamblea Legislativa. Secretario General de Gobierno Gobernador del Estado Anzoátegui (E) Trabajos de investigación publicados: “Personajes Notables de Oriente” I y II (coleccionables de El Tiempo) Trabajos de investigación próximos a publicarse: “Historia Constitucional del Estado Anzoátegui” y “Apuntes para una geografía física del Estado Anzoátegui” Poeta. Poemarios “Cinco Pañuelos” Fondo Editorial del Caribe. Y “Las mismas piedras, las mismas” Columnista Diario El Tiempo y Semanarios “La Razón” y “Quinto Día”.

sábado, 31 de julio de 2010

No hay fiesta (1.983 Victor Gil)


Diario El Tiempo, miércoles 8 de mayo de 1.983


No hay fiesta
Por: Víctor Gil

El pasado 19 de marzo el papa Juan Pablo, en una misa celebrada con la presencia de trabajadores de muchas nacionalidades, llegó a decir "El trabajo es el nuevo nombre de la paz". Esta frase es categóricamente dramática y precisa de una consideración seria por parte de los que cumplen un papel dirigencial en la comunidad, de los dirigentes de todas las esferas y actividades de nuestra sociedad, aún más obligado para quienes tradicionalmente vienen usufructuando los privilegios que este sistema injusto ha puesto casi para su goce exclusivo.

En efecto, en las dos más recientes reuniones nacionales de los órganos asociativos del capitalismo criollo, como son las asambleas de Consecomercio y la XVI de Conindustria, uno de los puntos más destacados del análisis fue el problema del trabajo o mejor dicho, de la falta de trabajo. En ambas se concluye que la situación actual reviste una caracterización realmente angustiosa para el sistema democrático que hemos venido teniendo. En la primera de estas asambleas se mostraron estudios serios ordenados por particulares que nos muestran índices de desempleo cercanos al 20% hoy, y advierten que de seguir esta tendencia, antes de concluir este año la cifra absoluta de desempleados sobrepasaría a la inaguantable cantidad de 1.300.000 desempleados, ¡Un millón trescientos mil hombres dispuestos a cualquier cosa para seguir viviendo, aún cuando sea de modo subsistente!. Un ejército superior al que hubiera manejado cualquier general en cualquier guerra del pasado.

La asamblea de Conindustria manejó en una de las mesas de trabajo una cifra menor -13al 15%, pero no por ello menos asustados. Sin embargo en ellas también se concluyó en afianzar estrategias monetaristas que dan prioridad absoluta al combate contra la inflación, alegando que sus causas principales son los salarios, los gastos gubernamentales y la baja productividad junto con excesivo control y ausencia de garantías económicas, junto con excesivo control y ausencia de garantías económicas.
No dicen nada del control monopólico que se ejerce sobre los precios, auspiciados, aún con su ausencia física, por Conacopresa, ni se dice nada de la maximización exasperada de los beneficios. Imponen sólo el control de los salarios. No aceptan ningún tipo de control sobre las ganancias. Esta estratagemas apuntan a incrementar la primacía del capital sobre el trabajo, y a marginar cada vez más al trabajo, al trabajador, y agravan el problema del desempleo. Debemos decir que hoy el problema más serio que gravita sobre Venezuela es el desempleo y ante ello no aparecen las medidas más convenientes.

Como decía Osvaldo Alvarez Paz en el Concejo de Sotillo, recientemente: "Hoy las cosas están mal en Venezuela y nada serio nos indica que estamos en camino de mejorar". Esta situación de duda en la seguridad social viene a profundizar la tesis generalizada de que nuestro sistema económico y nuestro funcionamiento político han llegado a su máximo punto de resistencia.

Está a punto de quebrarse. Este sistema económico fraudulento y avaro que hemos tenido o sufrido se ha caracterizado por la práctica de un capitalismo salvaje que ha terminado reduciendo a los niveles más humillantes, más bajos, más injustos y más inhumanos al trabajo, al hombre que trabaja y marginando de manera gravemente grosera a grandes masas de la población hoy depauperadas y sin grandes esperanzas en la mejoría del sistema político que ha permitido y alcahueteado esta corrupción de las relaciones de producción.

En medio de esta celebración del lro de Mayo cunde la satánica sombra de la incertidumbre por lo que vendrá después. El hombre venezolano, el que trabaja y el que no (con mucha más razón), conoce su peor momento de degradación, de humillación, de injusticia, de desesperación, de desmoralización en mitad de las circunstancias de un modelo político y económico que no sólo da señales de agotamiento sino, lo que es peor, pareciera no tener a la mano un sustituto con posibilidades de éxito cercano.

El modelo político se debilita y se desintegra. El modelo económico y social se estremece ante la emergencia cercana de grandes estallidos sociales que preludian el caos y la anarquía total porque después de una aniquiladora campaña masoquista de autodestrucción personal e institucional nadie pareciera tener la autoridad moral ni política para controlarlos y orientarlos.
Las ideologías están empantanadas en un ahogamiento por el pragmatismo y la inmediatez. Los sindicatos, los gremios, los partidos políticos, todo sometido al más estremecedor juicio de aniquilamiento. Los responsables económicos y políticos buscan sin encontrar, y de repente parecieran haber agotado todos los medios clásicos que han demostrado no tener efectos duraderos.

Qué hacer? Es hoy una r pregunta detenida en millones de gargantas aturdidas ante un porvenir sin compromiso posible, en la de los profesionales egresados de las Universidades y que no comprenden pon qué después de tantos esfuerzos, de ellos y de la propia patria, no encuentran empleo. De los recién dados de baja del Ejército, los reservistas, que no Saben dónde acudir para lograr un trabajo. De los cientos de miles de destituidos por la actual Administración de manera irresponsable. De la clase media que ve con estupor su proletarización acelerada y de la proletaria que mira con agonía su depauperación.

Qué hacer? El gobierno pareciera no tener respuestas. ¡Hemos llegado al final en apenas la mitad del túnel?.

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